A veinte días de dejar el Salón Oval tras ocho años de presidencia, el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, esbozó un balance de su gestión a través de su cuenta oficial de Twitter y destacó haber enfrentado "la peor crisis financiera en 80 años", para luego alcanzar "el mayor período de crecimiento" de la historia. Además, volvió a defender la reforma en el sistema de salud, denominada Obamacare, programa que el presidente electo Donald Trump prometió eliminar. 

El primer presidente negro en llegar a la Casa Blanca calificó como un "privilegio" estar al frente de Estado Unidos por ocho años y se mostró deseoso de estar junto a los norteamericanos como un ciudadano a partir del 20 de enero próximo. 

Al "mirar hacia atrás y ver el progreso increíble" que los estadounidenses "hicieron posible en los últimos ocho años", Obama recordó que la reforma en el sistema de salud, señalada por muchos analistas y periodistas como su principal legado, provocó una resistencia pocas veces vista entre la oposición republicana. 

"Después de décadas de costos de salud cada vez más altos, hoy casi todos los estadounidenses tienen acceso a la seguridad financiera de poder comprar una cobertura médica", escribió el mandatario saliente, aunque en los últimos meses reconoció que la reforma tiene problemas.

En otro tramo, Obama intentó reivindicar una promesa finalmente incumplida: "Trajimos a casa más tropas y fortalecimos el liderazgo de Estados Unidos, dirigiendo con diplomacia y asociándonos con otras nacionales para enfrentar los problemas globales", aseguró.

Durante la campaña de 2008, el demócrata prometió poner fin al unilateralismo militar del gobierno de George Bush y traer a los tropas de vuelta, pero las guerras en Irak y Afganistán continuaron, el número de víctimas civiles en esos países no han parado de crecer, y en paralelo se desató el conflicto civil en Siria, del que Estados Unidos participa sin tropas en tierra. 

Entre los logros sociales, el mandatario destacó el matrimonio igualitario, "todos somos creados igual", reivindicó.  A diferencia de otros presidentes estadounidense, Obama se quedará en Washington hasta que su hija menor, Sasha, termine sus estudios. Se mudará a una mansión de nueve habitaciones en el barrio de Kalorama.

 

 

Mientras transcurren sus últimos días en la Casa Blanca, hoy se cumplió una de las últimas medidas tomadas por Obama. Los 35 diplomáticos rusos a los que señaló como presuntos espías por el hackeo de emails del Partido Demócrata durante la campaña presidencial dejaron el país. 

La noticia sólo fue difundida a través de funcionarios del Departamento de Estado en condición de anonimato. "Podemos confirmar que los 35 diplomáticos rusos declarados 'persona no grata' han dejado Estados Unidos junto a sus familias", indicó una fuente oficial a la agencia de noticias EFE en un escueto comunicado.

El jueves pasado, tras muchas amenazas públicas, Obama decidió sancionar a Rusia por su presunta vinculación con el hackeo informático al Partido Demócrata, que, según la Casa Blanca, influyó a favor de Donald Trump en las elecciones presidenciales.

Obama decretó la expulsión de 35 diplomáticos rusos sospechados de ser espías, puso sanciones financieras a las dos principales agencias de inteligencia de Moscú, el GRU, el servicio de espionaje militar extranjero, y el FSB, la sucesora de la famosa KGB soviética. También estableció el cierre de "dos instalaciones rusas, en Maryland y Nueva York, usadas por personal ruso para tareas de inteligencia".

Pese a que el mundo esperaba una escalada diplomática, al día siguiente, el presidente ruso Vladimir Putin decidió no responder a las sanciones de Obama, quien debe abandonar el poder en menos de tres semanas. "No le vamos a crear problemas a los diplomáticos estadounidenses. No expulsaremos a nadie. No prohibiremos ni a sus familias, ni a sus hijos disfrutar de sus lugares habituales de descanso en las fiestas navideñas", aseguró Putin en una declaración difundida por el Kremlin.