El abogado italiano Giuseppe Conte estrenó este fin de semana su cargo como Primer Ministro de Italia, pero no lo logró sino después de una semana de pura adrenalina política que comenzó con los cuestionamientos que surgieron al descubrirse que había inflado su currículum. Si bien las revelaciones en cuanto a sus calificaciones académicas finalmente no le costaron el cargo, otros líderes europeos no tuvieron la misma suerte. En lo que va de esta década se conocieron casos en los que una presidenta regional de Madrid, un ministro de defensa alemán y un presidente húngaro tuvieron que renunciar por acusaciones similares.
Un artículo publicado por el diario estadounidense The New York Times reveló que Conte no había asistido a ningún curso de la Universidad de Nueva York (NYU) como indicaba su CV. “Una persona con ese nombre no aparece en ninguno de nuestros registros, ni como estudiante ni como miembro de la facultad”, aseguró una vocera de NYU, Michelle Tsai. Esa declaración provocó una seguidilla de declaraciones de distintas entidades académicas que negaban la participación del hoy premier en sus ateneos. Ni la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) ni la Universidad de Malta tenían registros de Conte en sus archivos. El jurista también alegaba haber perfeccionado sus estudios en un instituto de Viena, la capital austríaca. Sin embargo, el diario local Der Standar, aseguró que aquel instituto es en realidad una escuela de idiomas que ofrece cursos de alemán.
Tan sólo un mes antes, el 25 de abril, la entonces presidenta del gobierno regional de Madrid, Cristina Cifuentes, había dimitido semanas después de ser acusada de haber obtenido un máster en la universidad pública Rey Juan Carlos gracias a la falsificación de las notas de dos asignaturas.
El medio digital español eldiario.es reveló el 21 de marzo pasado que dos notas en las actas de calificaciones del máster en Derecho Autonómico habían cambiado de “No presentado” a “Notable” dos años después de matricularse y sin haber mediado una nueva matrícula, por lo que no podría explicarse que haya aprobado lícitamente.
Días más tarde, la presidenta del tribunal que puntuó el Trabajo de Final de Máster (TFM) de Cifuentes con un 7,5, aseguró no reconocer el acta en que aparecían su nombre y firma. Una segunda profesora se sumó a las denuncias y desconoció, también, su firma en el acta.
No ayudó a la defensa de la ex presidenta de la Comunidad de Madrid no haber mostrado su TFM ante quienes pedían su dimisión. Cifuentes alegó entonces no encontrar su trabajo a causa de las repetidas mudanzas de despachos a las que se había sometido a lo largo de los años.
Finalmente, y después de semanas de tire y afloje, el medio digital OkDiario difundió un video que databa del año 2011 donde se ve que un policía conduce a Cifuentes al cuarto de seguridad de un supermercado madrileño y fue obligada a devolver dos potes de cremas cosméticas de 20 euros cada uno que no había pagado. La publicación del video precipitó la -ya para ese momento inevitable- caída de Cifuentes.
Los ejemplos siguen. Las revelaciones de otro medio europeo, esta vez alemán, el Süddeutsche Zeitung, causaron la renuncia del ministro de defensa del gobierno de Angela Merkel, Karl-Theodor zu Guttenberg, en 2011. El periódico había publicado pruebas de que Guttenberg había plagiado grandes partes de su tesis doctoral en Derecho. Específicamente, el entonces ministro había copiado sin citar las fuentes el 20 por ciento de las 475 páginas de su tesis. Después de que más de 50.000 académicos firmasen una carta objetando su continuidad en el gobierno, Guttenberg finalmente renunció a su cargo, lo que significó una gran mancha en lo que era una carrera brillante. En ese momento Guttenberg contaba con el 70% del apoyo de la población y se perfilaba como el próximo líder alemán. La Universidad de Bayreuth le revocó, a su vez, el título de doctor, y aseguró que el político había violado muy seriamente los estándares de la institución.
Más aún, la sucesora de Guttenberg, Ursula von der Leyen, también fue acusada, en 2013, de robar ideas en su tesis de doctorado en Medicina. En su momento, el portal VroniPlag encontró que Ursula no había citado la fuente en 23 comentarios que había realizado en su tesis. “En total, se descubrió un plagio en un 43,5 % de las páginas analizadas por VroniPLag” indicó la revista alemana Der Spiegel. A pesar de estas acusaciones, su título no fue revocado y Leyen continúa ejerciendo el cargo de ministra de Defensa hasta el día de hoy.
Quizás el caso de más jerarquía en el que se hayan descubierto irregularidades en las calificaciones académicas fue el del ex presidente de Hungría, Pal Schmitt. El político y medallista olímpico en esgrima, fue acusado de plagiar gran parte de su tesis doctoral, por la que había obtenido, en 2012, la más alta calificación, suma cum laude.
En 2012, el portal húngaro hvf.hu difundió una investigación en la que sostuvieron que 180 páginas del total de 215 que conformaban la tesis de Schmitt eran una traducción desde el francés del trabajo del investigador búlgaro Nicolai Georgiev, a quien menciona en el apartado bibliográfico al final del trabajo. Sin embargo, lo copió tan exactamente que incluso incluyó los errores del búlgaro.
En una profundización de la investigación se supo que el ex mandatario había copiado otras 17 páginas del autor alemán Klaus Heineman. El sitio hvg.hu concluyó que el 94 por ciento de la tesis de Schmitt era plagio.
Finalmente, luego de dos meses de afirmar su inocencia, el presidente húngaro renunció. “Según la Constitución de Hungría, el presidente simboliza la unidad de la nación. Ahora que mi situación personal divide a mi amada nación en lugar de unirla, mi deber es poner fin a mi servicio y dimitir de mi cargo de presidente”, afirmó Schmitt al comunicar su renuncia.
Informe: Bianca Di Santi.