“Voy a ponerle muchas ganas, voy a correr y voy a tratar de darle juego en el medio, que es lo que venía haciendo. Espero que la gente esté contenta”. La frase pertenece a Fernando Belluschi, volante de San Lorenzo, que luego de arribar a la institución de Boedo en enero pasado, se trazó esos objetivos, y los pudo cumplir. El ex jugador de Newell’s se transformó en poco tiempo en el arquitecto del Ciclón: realizaba una pausa cuando la tenía que hacer, o filtraba un pase entre líneas que habilitaba a sus compañeros para quedar frente al arquero rival o en situación de riesgo. Se adueñó del mediocampo y todo el juego giraba en torno a él. 

El jugador le dio una alegría a la gente y al club, a los pocos días de llegar: el 10 de febrero abrió la cuenta en la goleada que San Lorenzo –equipo que por ese entonces dirigía Pablo Guede– le propinó a Boca, y se quedó con la Supercopa Argentina 2015, y el pasaporte a la edición de la Copa Sudamericana que se disputó en el segundo semestre del año pasado. Pero su liderazgo no se detuvo ahí: en el torneo 2016 que se disputó de febrero a mayo del año pasado, a través de sus intervenciones, fue uno de los responsables de que San Lorenzo ganara la zona uno. Los números de aquel conjunto fueron más que positivos: de 16 partidos se impuso en diez, empató cuatro y perdió solamente dos. El sabor amargo fue la derrota por goleada (4-0) ante Lanús en la final, en el estadio Monumental. 

El rendimiento de Belluschi despertó admiración por simpatizantes y colegas de diferentes clubes, todos coincidían en que se encontraba en un nivel superlativo. Además, pudo demostrar que su juego hizo diferencia, en un campeonato que muchas veces es cuestionado por su nivel.  

Pero los elogios no quedaron en la nada ni fueron en vano. Sus capacidades generaron que el entrenador de la Selección, Edgardo Bauza, lo convocara para los partidos ante Brasil y Colombia en noviembre, correspondientes a las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de Rusia 2018. Para el entrenador, el mediocampista es el reemplazante natural de Lionel Messi, emblema del Barcelona, y Paulo Dybala, goleador de la Juventus. Vaya consideración y más que merecida. No sumó minutos en cancha en ningunos de los dos encuentros, pero su llamado fue un hermoso premio.

Su jerarquía implicó que su ausencia se sintiera. Una muestra de ello fueron las semifinales de la Copa Sudamericana ante Chapecoense. Belluschi había sido expulsado por empujar a un rival, frente a Palestino, en un duelo correspondiente a la vuelta a los cuartos de final. Su actitud produjo que la Conmebol lo suspendiera por dos fechas. De esta manera, se perdió la serie con los brasileños, en la que San Lorenzo quedó eliminado. 

Belluschi continuó enfocado en intentar otorgarle juego al mediocampo, como él destacó, y permitió que su equipo terminara segundo, a tres puntos de Boca, en el receso de verano, del Campeonato 2016/2017. 

Los reconocimientos no cesaron. La frutilla del postre llegó casi al final del año cuando recibió el Olimpia de Plata como mejor futbolista del torneo local. Al momento de recibir el galardón, y en sintonía con su año, se hablaba de un interés de Boca y River por tenerlo entre sus filas. Pero llevó tranquilidad al asegurar que los hinchas podrán seguir disfrutando de su magia, dado que continuará en San Lorenzo. Y determinó su próxima meta: ser campeón en el club de Boedo.