La Justicia porteña procesó por “homicidio con exceso en la legítima defensa” a Cecilia Noelia Rivas, de 32 años, la modelo y bailarina que persiguió, atropelló y mató con su auto a Alejandro Orona, de 43, uno de los dos ladrones en moto que instantes antes le habían robado el celular en Balvanera. Además, la mujer, que fue embargada en un millón de pesos, quedó imputada por las “lesiones graves” que sufrió el ladrón que sobrevivió.

La medida, por la que quedó procesada Rivas, fue dictada por el juez en lo Criminal y Correccional 19, Diego Slupski. En la misma resolución, procesó al delincuente sobreviviente, Julián Andrés Rodríguez Cardozo, de 21 años, a quien además le dictó la prisión preventiva y un embargo de 15.000 pesos.

Tanto en su indagatoria como en declaraciones a la prensa, la modelo y bailarina aseguró que persiguió a los ladrones para poder filmarlos con la cámara del celular de la amiga que la acompañaba en el auto, y negó haber actuado con intención de causarles daño a los delincuentes.

Según lo reconstruido por el juez, la motocicleta, tras ser embestida por el Peugeot 207 de la mujer, quedó “enganchada” y fue arrastrada varios metros por la cinta asfáltica, mientras chocaba con otros vehículos estacionados en esa calle, debajo de uno de los cuales, quedaron tendidos Orona y Rodríguez Cardozo.

Para Slupski, la reacción de Rivas fue al principio una legítima defensa ante una situación de peligro que generó un riesgo real con una agresión ilegítima y, si bien la persecución para recuperar lo sustraído fue una conducta “racional”, la imputada “excedió los límites de la legítima defensa”, razón por la cual ordenó su procesamiento.

Para el juez, la bailarina actuó de manera “voluntaria” y “dolosa”, y con “pleno conocimiento e intención”, decidió “avanzar hacia la motocicleta para embestirla”, con lo que causó la muerte de Orona y las lesiones a Cardozo, quien sufrió traumatismo de tórax, fractura de costillas y mandíbula, y excoriaciones.

Los hechos ocurrieron la madrugada del 20 de mayo pasado, cuando Rivas detuvo la marcha de su automóvil en la avenida Córdoba, entre Sánchez de Bustamante y Billinghurst, y el joven de 21 años aprovechó para sustraer el teléfono celular que la mujer usaba como GPS.