“The beast” (la bestia) fue el apodo que eligió Stuff, un medio neozelandés para definir a Facundo Isa. Ese elogio –tratándose del rugby– no quedó ahí. Porque en la previa a un partido entre los All Blacks y Loss Pumas, en 2016, el periodista Aaron Goile lo comparó con Kieran Read, el capitán del mejor equipo del mundo. Si bien los dos juegan como octavos y el paralelo podía ser pertinente por ciertas estadísticas, pareció demasiado. Porque Read tiene una trayectoria de ocho años en su selección, es bicampeón mundial y fue elegido como el rugbier más destacado del planeta en 2013. El santiagueño recién debutó con la camiseta puma en 2014. Pero desde ese momento hasta hoy nunca paró de crecer en su juego.
Isa tiene apenas 23 años y ya es titular por derecho propio en Los Pumas. Aun durante una temporada floja del seleccionado en 2016, él se destacó junto a un puñado de jugadores (Agustín Creevy, Nicolás Sánchez, Guido Petti, Martín Landajo). Pero sobresalió sobre sus compañeros porque además de jugar bien para Argentina, repitió sus rendimientos en el Súper Rugby. Al punto de que tres veces fue elegido como integrante del equipo ideal durante el torneo. En el año más complicado por la exigencia de una doble competencia, jugó al mismo nivel en los Pumas y en Jaguares.
En carrera y con la pelota –en el lenguaje del rugby un ball carrier– es casi insuperable. Se asemeja a un tractor que desparrama rivales o los esquiva para ganar metros en beneficio de su equipo. Es muchas veces la primera puntada en un pack de forwards que se ha ganado hace décadas el respeto de los rivales. Isa, como Petti o su comprovinciano
Tomás Lezana son la savia nueva de un grupo de delanteros que adquirió mucha dinámica en el juego suelto. Porque el pack de los Pumas hace tiempo que ya no vive solo de su formación fetiche: el scrum.
Todo lo bueno que ratificó en 2016 el octavo surgido en Santiago Lawn Tennis –el mismo club de Lezana y el experimentado puma Juan Leguizamón– ya lo venía demostrando en las temporadas anteriores. Cuando tenía 17 años fue convocado para integrar el seleccionado de menores de 19. Ya llamaba la atención desde juveniles por su potencia y aptitudes físicas para el juego. Debutó en los Pumitas en 2011, al año siguiente se destacó en un Mundial de la categoría y su evolución constante lo colocó en el umbral del debut en la selección mayor. El Pladar (Plan de Alto Rendimiento) contribuyó. Pero también su capacidad, fortaleza y las destrezas que le fue sumando a su juego.
Hasta 2013 siguió en Lawn Tennis, pero después de su muy buen desempeño en el Mundial de Nantes con los Pumitas, el club Toulon lo contrató. Con el tiempo reconoció que se había ido muy joven. Y que la inexperiencia le jugó en contra. En el rugby profesional de Francia apenas participó. Ese paso atrás le permitió dar varios hacia adelante. Su regreso coincidió en 2014 con un partido histórico. Vuelto al club de sus inicios, le ganaron al SIC en el Nacional de clubes con un try suyo. Un batacazo.
La sucesión de convocatorias a Pampas XV, Jaguares y Pumas fueron paralelas a su crecimiento como jugador. Debutó en el Mundial 2015 con Georgia, pero las miradas se posaron sobre él cuando entró a los 11 minutos del segundo tiempo contra Irlanda. El partido se había complicado mucho y le dio al equipo el oxígeno que necesitaba. La victoria y el pase a las semifinales contra Australia fueron “algo increíble, más que soñado”, dijo en ese momento.
El Súper Rugby con Jaguares y el Rugby Championship con los Pumas en 2016, aunque magros en resultados, no opacaron la buena temporada que tuvo Isa en lo personal. Consiguió ubicarse entre los mejores del mundo en su puesto. Ganó el Olimpia de plata. Se transformó en titular indiscutido de la Selección. Y todavía parece lejos de que haya alcanzado su techo.