PáginaI12 En España
Desde Barcelona
Mariano Rajoy optó por abandonarlo todo. Después de que una moción de censura impulsada por los socialistas lo desalojara de la Moncloa hace sólo 5 días, el ya ex presidente anunció ayer su renuncia a la dirección del Partido Popular (PP), donde ocupó cargos durante 37 años. Emocionado, quebrado como pocas veces se lo vio en una intervención pública, al líder de los conservadores le llegó la hora de “poner punto final a esta etapa”, como explicó en la rueda de prensa posterior al comité ejecutivo del partido. “El PP ha de seguir bajo el liderazgo de otro persona. Es lo mejor para el PP y para mí y también para España”, pronunció el ex presidente, para luego proponer la convocatoria de un congreso extraordinario que elija a su sucesor.
Las dos candidatas que más resuenan entre los populares son la ex vicepresidenta de Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, aunque Mariano Rajoy avisó que no realizará “ningún cambio” dentro del partido que pueda indicar alguna preferencia sobre su sustitución. “Eso le corresponde a quien me suceda en la presidencia”, aseguró el líder de los conservadores, entre continuos aplausos de sus compañeros que también seguían su discurso de despedida con visible conmoción. Hasta que se decida cuándo convocar el próximo congreso del PP en el que se llevará a cabo el relevo, Rajoy seguirá al frente de la formación que, según dijo, le concedió “los mejores años” de su vida.
Antes de retirarse por completo, eso sí, el todavía número uno de los populares se sacó las ganas de decirle a su gran adversario y ahora presidente de la Nación, Pedro Sánchez, mucho de lo que piensa. “No se debe olvidar que va a gobernar alguien que ha perdido las elecciones, alguien rechazado sistemáticamente por los españoles, alguien que no ha ganado nunca en las urnas”, profirió Rajoy, vaticinando que a Sánchez lo “acompañará siempre el estigma de haber llegado al Gobierno acompañado del populismo y del independentismo sectario”. Asimismo, el líder del PP recalcó la que ahora, desde la oposición, es el principal arma de su formación: la supuesta “debilidad extrema” del nuevo Ejecutivo y las “dificultades de gobernabilidad” que se esperan de un mandato socialista con solo 84 diputados en un Congreso de 350.
Mientras tanto, desde la Moncloa que Rajoy ya no habita, van llegando confirmaciones sobre el equipo de gobierno de Sánchez y, con ellas, más indicios acerca del nuevo rumbo que teóricamente busca. Las carteras de Exteriores y de Igualdad fueron las primeras en tener titulares definidos y así el abordaje de dos temas que se presentan clave para la legislatura socialista empieza su marcha. La vicepresidenta será Carmen Calvo y estará también al mando del ministerio de Igualdad, lo cual demuestra la relevancia que Sánchez quiere darle a la perspectiva de género en su gobierno. El ministro de Exteriores será Josep Borrell, ex ministro de Felipe González y presidente del Parlamento Europeo, quien cobró especial protagonismo en los últimos episodios del conflicto territorial con Cataluña –región de la que es originario– por sus severos discursos contra el movimiento independentista.
El nombramiento de Borrell al frente de Exteriores representa, así, otro gesto significativo a la hora de interpretar la orientación del nuevo Ejecutivo. Sánchez ubica en primera línea un defensor de la unidad española buscando seguramente deslegitimar las acusaciones del Partido Popular (PP) de “haberse vendido” a los independentistas para conseguir su apoyo en la moción de censura que expulsó a los conservadores de la Moncloa. Al mismo tiempo, el líder del Partido Socialista (PSOE) pretende dar un mensaje de tranquilidad a la Unión Europea, en alerta ante el crecimiento de los antieuropeístas a lo largo del continente. A quien no le hizo gracia la noticia es al ex presidente catalán, Carles Puigdemont, quien desde Berlín, donde espera la resolución de la extradición enviada por España, lamentó el rescate de “perfiles de otro tiempo que se han significado por la escalada del odio”, en referencia a Josep Borrell, autor del libro Las cuentas y los cuentos de la independencia en el que se procura desmentir el expolio fiscal sufrido en Cataluña por parte del Estado. “¿Es el gesto que tenían pensado para enviarnos un mensaje de fraternal desescalada?”, se cuestionó Puigdemont en Twitter tras conocer el nombramiento.
En consonancia con su firme actitud contra la independencia durante el aguzamiento de los problemas entre Cataluña y el resto del Estado, el PSOE no se aleja de las ideas que lo impulsaron a acordar con el PP y Ciudadanos la puesta en marcha del artículo 155 para suspender el autogobierno catalán. El propio secretario de Organización del PSOE, José Luis Abalos –que ocupará a partir de ahora el cargo de ministro de Fomento–, lo confirmaba este domingo cuando recordaba que “la postura del PSOE sobre la autodeterminación está muy clara y es la misma que llevó a apoyar al Gobierno en la aplicación del 155”.
“No hay ningún tipo de alianza con los independentistas”, aclaró Abalos en una entrevista, despejando también las sospechas alimentadas entre el sector contrario a Sánchez dentro del PSOE, el “ala dura” contra el secesionismo catalán. “Todos estábamos de acuerdo en echar a Rajoy, no hay contrapartidas ni más acuerdos, nosotros seguimos defendiendo la unidad territorial y estando en contra de la independencia”, remarcó quien es uno de los hombres de mayor peso dentro del nuevo gobierno. En la misma línea se sitúa la decisión de, por el momento, no levantar el control de las cuentas de las Instituciones catalanas por el Poder central, pese a que el nuevo vicepresidente y conseller de Economía de la región norteña, Pere Aragonés, aseguró que la intervención económica de la Generalitat desaparecería inmediatamente después del fin del 155, con la asunción del Govern de Quim Torra.
La paridad que Sánchez destacó como uno de sus principales propósitos al ganar la moción de censura contra Rajoy –hace menos de una semana– se trasluce también en la designación de Teresa Ribera al mando del nuevo ministerio de Transición energética y Medio Ambiente, Nadia Calviño como ministra de Economía y María Jesús Montero como ministra de Hacienda (ver aparte). Una mujer también será la encargada de Administraciones territoriales y política autonómica, la diputada catalana Meritxell Batet, cuyo papel tendrá gran relevancia en el proceso de diálogo que Sánchez quiere abrir entre Cataluña y la Moncloa.
El flamante Gobierno socialista constará de 15 ministerios, dos más que los actuales, dado que volverá a crear el Ministerio de Cultura y el Ministerio de Medio Ambiente como carteras independientes, después de que el Ejecutivo de Rajoy acabara con el último en 2011, integrándolo en una cartera de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, y el de Cultura directamente lo disolviera para supeditarlo al Ministerio de Educación y Deporte.