Desde Roma
El Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel y el japonés Hiromasa Ikeda, vicepresidente de la organización budista Soka Gakkai Internacional, presentaron ayer en Roma un Llamamiento a los Jóvenes de todo el mundo para “que se unan y enfrenten los importantes retos de la humanidad y sean así constructores de su propia vida y de la historia del nuevo milenio”.
Hiromasa Ikeda participó en nombre de su padre, el líder budista Daisaku Ikeda –con el que Pérez Esquivel escribió el libro La fuerza de la esperanza: reflexiones sobre la paz y los derechos humanos en el tercer milenio–, pero que, teniendo 90 años, no pudo viajar a Roma por problemas de salud. Ikeda, promotor de la paz para lo que fundó varias organizaciones en el mundo, y Pérez Esquivel, quien fue y es un defensor de los derechos humanos y por eso fue encarcelado por la dictadura militar argentina en 1977 y en 1980 recibió el Nobel de la Paz, trabajaron un año en este Llamamiento.
Entre los retos mencionados en el texto figuran la lucha contra el hambre y la pobreza, el apoyo a la Agenda 2030 para el desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, el apoyo a los Acuerdos de París contra el Calentamiento Global, el apoyo al Tratado de Prohibición de las Armas Nucleares y por último los refugiados. Porque “millones de personas ven violada su dignidad por las guerras y conflictos armados, el hambre y la violencias sociales y estructurales” y por eso “debemos ser solidarios y abrir los brazos, la mente y el corazón a cada uno de ellos” para cambiar esa situación, dijo el texto.
“Estoy convencido de que este llamamiento conjunto, de dos personas que han luchado por la paz, hará retomar la confianza a los jóvenes. Nuestra esperanza es que sea seguido por el accionar de los jóvenes”, dijo Ikeda en la presentación.
Por su parte, Pérez Esquivel subrayó que “es necesario hacer caminar la palabra. Tiene que llegar al corazón y a la conciencia de los jóvenes. Los jóvenes no son el futuro, son el presente. Si los jóvenes no son rebeldes, no van a poder cambiar. Por eso llamamos a la resistencia, al cambio. No queremos jóvenes domesticados sino jóvenes con valores y sueños”. El Nobel argentino trajo a colación también una frase del Mayo francés de 1968 cuando se decía “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. “Otro mundo es posible –continuó–. Pero es un desafío. Se puede cambiar un mundo con guerras, hambre, amenazas nucleares si nos unimos en la diversidad (...) Tenemos que “desarmar la razón armada” y “encontrar la paz y la convivencia en la diversidad.”
Y respecto a los refugiados recordó que “hay naciones que quieren rechazar a los refugiados cuando muchos de esos países son reponsables, a través dela OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) de las guerras que hay en Medio Oriente”.
Pérez Esquivel, que durante la charla recordó la conferencia internacional realizada en el Vaticano el año pasado sobre armas nucleares y desarme, de la que él mismo participó, el sábado será recibido por el papa Franciso en el Vaticano.
Los jóvenes argentinos
Antes de la presentación, el Premio Nobel concedió una entrevista a Páginai12.
–Hablemos de la Argentina. El país parece muy polarizado ultimamente...
–Más que polarizada, Argentina es una sociedad fracturada. Lo que nosotros planteamos es que hay que buscar la unidad, no a partir de las diferencias sino de los acuerdos. Hay que buscar los puntos comunes, entre los sindicalistas, los trabajadores, los políticos, los grupos religiosos, etc. hay que buscar lo que nos identifica, lo que nos une.
–La gente, los jóvenes ¿han perdido los sueños, la esperanza?
– No. Por ejemplo el otro día hicimos una movilización a la que vinieron representantes de todas las provincias, desde La Quiaca a Buenos Aires a Tierra del Fuego. En otra movilización que se hizo en Plaza de Mayo, la mayoría eran jóvenes. No, la gente no ha perdido la esperanza. Pero, insisto, hay que buscar lo que nos identifica, lo que nos une. Podemos construir una alternativa política, social, cultural, económica. Si no, esto va a estallar. Estamos tratando de acercar a mucha gente. Y muchos sectores políticos ya se estan dando cuenta de que son importantes los puntos comunes. Las izquierdas por su parte tienen que aprender otra vez algunas operaciones matemáticas como sumar y multiplicar. Si se parte de las diferencias y se insiste sólo en eso, estamos perdidos.
–Usted en algún momento dijo que el gobierno argentino “necesitaba de la represión”.
– Es que este modelo no cierra si no es con la represión. El gobierno está aplicando la represión a los mapuches, a los movimientos sociales, a los trabajadores. Lo que ha intensificado este gobierno es la represión. El tsunami del macrismo esta demoliendo todo lo que se hizo. Quiere cerrar universidades, el Inti, el Imca, el Conicet, los centros investigación. Si no hay inversiones en educación, en salud, en tecnología, en desarrollo científico, Argentina será un país perdido.
–¿Ha habido un retroceso en la política de derechos humanos?
–Totalmente. Se ha dado en todos los niveles. Porque los derechos humanos tienen que ver con la salud, con la educación, con el hambre. Hasta el propio jefe de la policía de la provincia de Buenos Aires reconoció que ha aumentado el delito porque hay hambre. Si lo dicen los propios funcionarios de este gobierno, más claro imposible. El gobierno está haciendo todo lo posible para dividir, para enfrentar. Esto también pasa en Brasil con Lula. Además están los grandes medios de comunicación que confunden a la población. Hacen creer lo que no existe. Te venden fantasmas. Y la gente compra fantasmas.
–¿A que punto está lo de la candidatura de Lula a Premio Nobel que usted propuso?
–Lula se quedó sin palabras cuando le dije que lo presentaría como candidato. A Lula lo conozco de cuando estaba en el movimiento sindical, hace más de 40 años. Teníamos todos el pelo negro y barba (se ríe). Lula durante su gobierno sacó de la pobreza extrema a 35 millones de personas. Algo nunca visto. Por eso lo castigan, porque para eso le quitaba las ganancias a las grandes empresas. El brasileño Josué de Castro, que fue director de la Unesco, escribió un libro que se llama La geografía del hambre y ahí decía: “los pobres no duermen porque tienen hambre, los ricos no duermen porque le tienen miedo a los que tienen hambre”. Lanzamos esta campaña del Premio Nobel para Lula hace algún tiempo, pero recién lo presentaré oficialmente al Comité Nobel en septiembre. Lula se lo merece. No conozco nadie que haya hecho una acción tan social, tan solidaria y tan eficaz. Lula es además un referente para América Latina.
–¿Usted quiere decir que en el caso de que Lula llegara al gobierno nuevamente eso podría influir en la situación de los demás países latinoamericanos?
–Si Lula llega a a la presidencia de Brasil nuevamente, cambiará toda la situación latinoamericana. Hoy América Latina está en crisis: golpe de estado en Honduras, golpe de estado en Paraguay, golpe de estado a Dilma Roussef, intento de desestabilizar de todas formas a Venezuela, las bases militares de Estados Unidos por todo el continente. Y ahora quieren poner una base norteamericana en Neuquén y otra en Tierra del Fuego. Estados Unidos está detrás de todo lo que pasa en América Latina. Estados Unidos nunca va a ser aliado de un país latinoamericano, nunca lo fue, porque el amo no puede hacer alianzas con el siervo. Esto es grave. La única forma de combatir todo esto es llamando a la unidad.
–¿Presentarán el Llamamiento a los Jóvenes también en Argentina?
–Sí, en Buenos Aires próximamente. Y esperemos que los jóvenes lo asuman como un desafío.