Los despidos del ministro de Economía y de la presidenta de Aerolíneas Argentinas, las tomas de comisarías por la inseguridad en los barrios, las inundaciones, el fallo declarando culpable a Milagros Sala y el procesamiento de Ercolini a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner hicieron que pasara desapercibida para la gran mayoría la audiencia pública para habilitar la autorización de vuelos a nuevas empresas aerocomerciales, lo que allana el camino para que el gobierno avance con su plan de desregulación y cielos abiertos. Las denuncias y advertencias que hicieron los trabajadores del sector quedaron entre las paredes del teatro de la ribera de la Boca sin que se pueda evitar la trampa a la que el Gobierno de Cambiemos lleva a la aviación aerocomercial argentina.
Trampa porque el presidente Macri le dijo a la sociedad que Aerolíneas Argentinas quedaría en manos del Estado, y apenas se hizo del gobierno, comenzó a imponer un plan de ajuste y achicamiento que encontró resistencia en una de las CEOs convocadas, finalizando el proceso con la primera despedida del gobierno de Cambiemos, Isela Constantini, maltratada por el propio presidente que en un año de gestión no se subió a un solo avión de Aerolíneas Argentinas , ni se saco una foto con las nuevas aeronaves, algo habitual entre las autoridades nacionales cada vez que llega a Ezeiza una nueva adquisición. Tampoco en 2016 se registra una solo foto entre el presidente y la titular de Aerolíneas Isela Constantini.
Trampa cuando Macri dijo que le vendía su empresa de aviación Macair a Avianca porque hay sospechas de que lo único que hizo es asociarse a la empresa de origen colombiano, vendiendo un porcentaje de Macair , y siendo socio del nuevo emprendimiento aeronáutico que a partir de la audiencia del martes pasado comienza el proceso para poder volar en Argentina. Ello confirma el compromiso de Macri de otorgarles diferentes destinos al que fue CEO de Macair en los últimos 25 años y al que la justicia debería investigar si no es testaferro del Presidente en este nuevo proyecto. De ser así, la figura de prevaricato o incumplimiento de deber podría alcanzar al Presidente.
Trampa cuando con el discurso de la competencia lo que buscan es hacer desaparecer a Aerolíneas Argentinas para dejar a la subsidiaria de Avianca y a Lan, donde tiene intereses el viceministro Gustavo Lopetegui, como únicas operadoras del mercado, para hacer su negocio durante los próximos 3 años sin importarle demasiado que pasara después y el perjuicio que traerá al país, los trabajadores y usuarios.
Trampa cuando a la audiencia le cambian el escenario a último momento con el triste argumento de problemas con el audio en el salón del Ministerio de Economía, para esconder que el verdadero motivo era sacar de un lugar visible, la plaza de mayo, la concentración multitudinaria que hicieron los sindicatos aeronáuticos frente a las orillas del Riachuelo en un rincón poco transitado del barrio de la boca.
Tramposo Macri cuando hablaba de la necesidad de poner al frente de Aerolíneas Argentinas a personal idóneo, y nombra a un conocido suyo, Mario Dell Aqua, que en un rapto de sincericidio dice que no tiene conocimiento ninguno sobre empresas de aviación, desnudando el plan de nombrarlo al frente de la empresa aérea para que lleve adelante el ajuste y el plan de destrucción dentro de Aerolíneas Argentinas
Tramposo porque en la audiencia pública comenzaron a idear la autorización a desconocidas empresas que sin capital ni experiencia pondrán a volar en los cielos de nuestro país para poner en peligro la seguridad y eficiencia de la aviación argentina, basta recordar LAPA y su accidente en Aeroparque con un saldo de 65 muertos y 17 heridos de gravedad, la tristemente recordada Southern Winds y sus valijas con droga, o Dinar y Aerovip con más de 1500 trabajadores dejados en la calle y miles de pasajeros en tierra, o Interaustral y sus aviones con puertas que se abrían en vuelo, lo que le costó la vida a la auxiliar de abordo Lilian Almada. Todas esas empresas de bajo costo o low cost, como gusta llamar a los nuevos funcionarios, crecidas al albor del neoliberalismo y la desregulación en la década del 90, experiencia que hoy se quiere repetir en el mercado aerocomercial de Argentina. Alguna vez Albert Einstein dijo que es una locura hacer algo una vez tras otra y con el mismo método esperar resultados diferentes, algo muy cierto que los aeronáuticos ya supimos entender. Es hora que tomen nota de ello Mario Dell Acqua y el ministro de Transporte Guillermo Dietrich que, como ambos reconocen, no saben nada de empresas de aviación, y Gustavo Lopetegui o Mauricio Macri que conocen el sector aerocomercial, pero solo les importan sus negocios.
* Ex secretario general de la Asociación Personal Aeronáutico. Ex diputado nacional-Comisión Seguimiento de Privatizaciones. Ex director AA en representación del Estado, año 2007.