En 1924, la Universidad Nacional de La Plata creó la primera radio universitaria del mundo. Pionera indiscutible en la materia, abrió el camino para que otras radios se desarrollen en el seno de las instituciones de educación superior. Desde su creación, se han multiplicado considerablemente hasta llegar hoy a 62 emisoras radiales universitarias funcionando en todo el territorio nacional.
“Argentina tiene el privilegio de haber puesto en marcha la primera radio universitaria y, al mismo tiempo, la primera pública del mundo (…), y aparece imbuida de los ideales de la Reforma de 1918”, señala Gastón Colaprete, presidente de la Asociación de Radios Universitarias Nacionales Argentinas (ARUNA) del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN).
En sus orígenes, el objetivo fundamental de las radios universitarias era difundir lo que sucedía en las instituciones educativas: nacieron como un medio de divulgación de la tarea universitaria y sus actividades científicas, estudiantiles y académicas. Con el tiempo, se fueron consolidando y legitimando como vehículos de comunicación no sólo del universo de la educación superior, sino también de la sociedad en la que se encuentran.
Hoy, en cada provincia de nuestro país hay una radio inserta en una universidad pública y en una comunidad que las contiene. Cada una fue definiendo su sentido y su razón de ser contemplando no sólo a la audiencia universitaria sino a la comunidad en su conjunto. Con frecuencia, se constituyen en proyectos fundamentales que acompañan los debates y los requerimientos de la sociedad, y asumen mayor relevancia a la hora de otorgar voz a quienes no encuentran espacio en el actual escenario mediático y político.
Así, las radios universitarias lograron tender puentes hacia la comunidad y trascender las fronteras de las instituciones poniendo al aire diferentes voces y miradas, no sólo sobre temas de la agenda sino sumando otros que no están en ella.
A pesar del largo recorrido y el indudable crecimiento, las radios universitarias enfrentan en la actualidad un gran desafío en relación a su desempeño como medios públicos. En ese sentido, Gastón Colaprete hace hincapié en los retos de hoy: “De sus presupuestos generales, las universidades deben disponer los recursos específicos destinados a sus emisoras. El presupuesto destinado a la educación superior ha contemplado en forma parcial y desagregada, en los últimos años, un renglón destinado a los medios universitarios, con montos que se podrían definir como de fomento pero que no inciden en su sustentabilidad.”
“Resulta necesario garantizar la sustentabilidad –concluye- apuntando a la generación de contenidos radiales, la inversión, la actualización tecnológica y la incorporación de recursos humanos para que la radio universitaria pueda seguir cumpliendo con su función extensionista, garantizando la pluralidad de voces, democratizando la palabra y defendiendo a la comunicación como un derecho humano y no como una mercancía”.