Juan Ramón Cabrera, un cura que trabaja como apoderado legal en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, en Catamarca, le prohibió usar el pañuelo a favor del aborto a Valentina, una alumna de quinto año. Una compañera lo filmó y lo subió a redes sociales. Cabrera llevó a Valentina frente al jefe de preceptores y la amenazó diciéndole que “tiene hasta el viernes para decidir si quiere seguir en el colegio o no”. Esto sucedió después de que la escuela obligara a los alumnos a ir a un acto donde chicos de sexto grado hicieron una representación “a favor de las dos vidas”.
Valentina y sus amigas se enteraron el martes a última hora que iba a estar esa obra de teatro. “Como estamos a favor de la legalización del aborto, llevamos el pañuelo para usarlo en ese momento”, le dijo a PáginaI12 y compartió el video de la obra. Había alumnos que hacían de bebés que eran llevados por ángeles con sus padres. La última “bebé” dice que su mamá “sufre muchísimo”, pero que sabe que “no tengo la culpa de lo que pasó”. Los ángeles cubren a la nena con un manto negro para simular un aborto mientras y ella grita: “Ay, ¿qué me hacen?”. Después, la vicedirectora de la primaria, Ana Soluaga de Bazán, pidió encender una vela “para que se valore y se defienda la vida y no se legalice este crimen”. Allí apareció con una bandera argentina con la frase “Sí a las dos vidas”.
La diputada provincial catamarqueña Adriana Díaz (Frente Justicialista para la Victoria) advirtió que en esa sociedad “la Iglesia tiene una influencia fortísima en los colegios confesionales y amedrentan a los jóvenes para que no vayan a marchas por el aborto, el 8M o el NiUnaMenos”. Señaló que el obispo diocesano de la provincia, Luis Urbanc, “encabeza las movidas provida”. Además, contó que “obligan a alumnos” a participar de actividades en contra del aborto, como el caso de los chicos de Nuestra Señora de Guadalupe, un colegio de gestión privada perteneciente a la parroquia de San Isidro Labrador, en el departamento Valle Viejo.
Valentina aseguró que durante el acto “no estaba mostrando el pañuelo, no estaba haciendo nada, lo tenía puesto en el brazo y es como que lo estaba escondiendo. Encima me agarró mal, ni mi mamá me agarra así”, contó. Cabrera le advirtió que ella “no podía tener ese pensamiento e ir al colegio, porque ahí están a favor de las dos vidas y yo le dije que lo entiendo, está perfecto, pero yo quiero aborto legal, seguro y gratuito”. En reiteradas ocasiones el cura le anunció que tenía hasta el viernes para decidir si quería seguir en el colegio. Finalmente, no la sancionaron ni la suspendieron. “No me hicieron nada, solamente palabras”, aseguró la alumna.
Adriana Díaz explicó que en Catamarca “es normal que se estigmaticen a jóvenes que tienen opiniones diferentes”, pero que no por eso se debe “naturalizar la situación”. En el caso de Cabrera, la legisladora opinó que “debería ser separado del cargo” porque “hubo acoso físico y violencia simbólica porque se amedrenta a la alumna”.
Cuando Valentina volvió al aula, el profesor de religión le dijo: “Chiquita, si no estás de acuerdo con el colegio te podés ir, hay miles de colegios que te van a recibir –contó–. Mi profesor siempre me quiere preguntar del tema, pero no le doy cabida. Lo peor es que lo hace en un curso y la mayor parte de mis compañeros están en contra, por lo que me atacan y me insultan a mí”.
La alumna también denunció que en el colegio los profesores no cumplen con la ley de Educación Sexual Integral (ESI). “La profesora de biología pidió que en todas las materias se hable del tema, pero no pasó en ninguna, mucho menos en las materias en las que tenía profesores”, sostuvo.
“La Iglesia, a través de la Conferencia Episcopal Argentina, editó un material en 2007 llamado ‘Plan de enseñanza y cartillas de estudio y trabajo de Educación para el Amor’”, un manual dirigido a directivos de colegios, padres y docentes”, le dijo Díaz a PáginaI12. “Todavía no se ha podido implementar la ESI en su totalidad, tenemos una deuda con eso”, se lamentó y destacó que hoy son los jóvenes los que impulsan los talleres de educación sexual, aunque sus propios docentes no los acompañen, porque “no se puede tapar con un dedo la realidad”.
En el caso de Valentina, tuvo el apoyo de su madre y sus amigas, con quienes fue a la última marcha del NiUnaMenos. “Somos muchísimas y la mayoría de colegios privados que pasan por la misma situación que yo”, contó y mencionó el caso de otro colegio catamarqueño, el Cristo Rey, donde obligaron a las alumnas a hacer carteles en contra del aborto y un grupo de chicas hicieron un cartel refutando los argumentos antiabortistas y explicando por qué debería haber educación sexual y aborto legal.
Informe: Ludmila Ferrer.