La inflación en mayo se ubicó en el 2,8 por ciento y anotó un 27,1 por ciento en la comparación anual, informó ayer el Instituto Estadístico de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). La fuerte suba de precios el mes pasado se explica por el impacto de la devaluación, que seguirá presionando sobre los precios en junio y julio. En cinco meses, la suba acumulada de los precios es del 12,9 por ciento. El informe advierte que si en los próximos siete meses continúa el ritmo inflacionario registrado en lo que va del año, la suba de precios en 2018 cerraría en el orden del 34 por ciento. “Nuestra previsión `intermedia´ arroja una inflación del 30 por ciento para 2018”, sostiene la UMET.
Uno de los principales focos de decepción popular en relación al Gobierno es la cuestión inflacionaria, que recorta el poder adquisitivo de los ingresos. A pesar de que el Gobierno previó para 2018 que la inflación se ubicaría 10 puntos por debajo de 2017 (a partir de la meta del 15 por ciento del Banco Central) los precios vienen acelerándose: la comparación interanual arrojaba un 22,7 por ciento en junio del año pasado y ahora está en 27,1 por ciento. Apenas antes de que Cambiemos llegara al Ejecutivo Nacional, la inflación anual, que Mauricio Macri planteaba como la fuente de todos los males, era del 23,8 por ciento.
En mayo, el rubro que más subió fue equipamiento y mantenimiento del hogar, con el 3,8 por ciento, a partir de las subas por encima del 7 por ciento en sillones, camas, cunas y roperos. Transporte y comunicaciones registró alzas del 2,6 a raíz del incremento del 3,6 de los autos cero kilómetro y del 5 por ciento en equipos de telefonía. Se trata de productos importados o con alto contenido de insumos o partes importadas. También subieron por encima del 3 por ciento los cigarrillos y productos de cuidado personal tales como jabón de tocador, shampoo o crema de enjuague.
Por otro lado, el capítulo de alimentos y bebidas subió un 2,6 por ciento impulsado por verduras (3,9), arroz y cereales (3,7), dulces (3,0), condimentos (2,7), pescados (2,6), lácteos (2,5), bebidas con alcohol (2,5) y carnes (2,3 por ciento). Un rubro que creció por encima del promedio es vivienda y sus servicios, con el 3,7 por ciento, aunque no a causa de la devaluación sino por la suba del 26 por ciento en la boleta de Aysa. Los medicamentos subieron un 3,1 por ciento.
“Aún no hubo pasaje a precios”, respondió la semana pasada José Ignacio García Hamilton, jefe de Gabinete de la Secretaría de Comercio, ante la consulta del impacto de la devaluación sobre la inflación. El informe de la UMET desmiente al funcionario. En mayo, el 71 por ciento de los 327 productos relevados registró alzas mayores al 1,5 por ciento, cifra que no se registraba desde enero de 2016. La generalización de los aumentos es una consecuencia directa de la “inflación cambiaria” del mes pasado.
La inflación, junto a la política de contención de ingresos que practica el Gobierno, se refleja en la caída del poder adquisitivo. La UMET calculó que en mayo el salario promedio quedó un 8,4 por ciento por debajo del valor de noviembre de 2015. Si se acumula la caída promedio del 5,1 por ciento en el salario real en toda la gestión Cambiemos, los trabajadores perdieron un salario y medio. En un sueldo de 20 mil pesos por mes, se necesitaría una compensación de 30 mil pesos para llegar al equilibrio.