“De día, trabajan en una tienda y deben aguantar a su insufrible jefe; pero cuando cae la noche, se ajustan el corsé para convertirse en las drags queens más rudas del barrio, listas para salvar al mundo y devolverle el rutilante brillo que los malvados villanos quieren apagar. Prepárate para una batalla épica… “, advierte la sucinta sinopsis de Super Drags, venidera serie animada de Netflix, recientemente anunciada por la mentada plataforma streaming para la segunda mitad del 2018. Con una estética visual que recuerda a las Chicas Superpoderosas, según se precia en el brevísimo tráiler lanzado los pasados días, las Bombón, Burbuja y Bellota de ocasión son Patrick, Donny y Ramón, que devienen Lemon Chiffon, Cran Sapphire y Crimson Scarlet tras montarse para luchar por la comunidad LGBTQIA+. Y cabe suponer que, a diferencia de las despampanantes drags humanas, provistas del transformador arte del maquillaje, la vestimenta, la actitud, dispondrá también el trío de habilidades sobrehumanas, además de derrapar carisma, originalidad, coraje y talento. ¡Yas, mama! ¡Halleloo!
“Estamos felices de que nuestra primera serie animada brasilera muestre el irreverente y fabuloso universo de las drags, con pluma vibrante y humor ácido, llegando a pantallas de todos los rincones del globo”, afirmó la directora de Contenido Original de Netflix, Chris Sanagustin. Mientras, Marcelo Pereira, productor ejecutivo de Super Drags, se alegró de que el programa pronto llegue a 190 países, “permitiendo que ¡por fin! sean las drags las que le pateen el trasero a los malvados, y no al revés, como sucede constantemente, lamentablemente en la sociedad”. Por lo demás, vale mencionar que Super Drags es una serie original de Netflix Brasil, que constará de cinco episodios, y es una creación de los artistas Anderson Mahanski, Fernando Mendonça y Paulo Lescaut, con producción de la firma carioca Combo Estúdio, especializada en animación 2D. Por lo demás (bis), vale paliar la espera viendo los episodios de la décima temporada de RuPaul’s Drag Race, el reality show que devino movimiento, dando estatus mainstream a un arte que, hasta hace unos años, era propio de la contracultura underground.