La cumbre del G7, que nuclea a los países más industrializados del mundo y que se centrará en asuntos tales como la igualdad de género, economía y medioambiente, comenzará hoy en Canadá y se extenderá hasta mañana. Se esperan cruces entre el presidente estadounidense Donald Trump y sus pares europeos por la imposición de aranceles a la importación del acero y el aluminio que comenzó a regir el 1 de junio. Los dirigentes del G7 –Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Japón– y de otra decena de Estados invitados por Canadá se reúnen hoy y mañana en la pequeña localidad de La Malbaie, situada a unos 140 kilómetros al este de Quebec y ya desde antes de comenzar la cumbre comenzaron las fricciones entre los mandatarios.
Ayer, Trump tuiteó: “Voy a luchar por nuestro país en comercio (tenemos los peores tratados comerciales que jamás se hicieron)”. La cumbre se ve así ensombrecida por la decisión de Trump de imponer aranceles a las importaciones de aluminio y acero de la Unión Europea, Canadá y México y se espera que las conversaciones en torno al delicado asunto sean difíciles. Por las declaraciones del mandatario estadounidense no se deja entrever que se pueda llegar al anhelado acuerdo que ponga fin a la polémica comercial.
Por su parte, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, afirmaron ayer que seguirán siendo educados y respetuosos con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a la vez que firmes con Washington. Trudeau y Macron justificaron que en el pasado hayan sido amigables con Trump por la necesidad de mantener los vínculos con uno de sus principales aliados mundiales, según dijeron en una conferencia de prensa en Ottawa. Sin embargo, ahora Macron advirtió a Trump que las decisiones que ha tomado Estados Unidos sobre aranceles son contraproductivas y que afectarán negativamente, en primer lugar, a los trabajadores estadounidenses.
El presidente francés también señaló que la Cumbre del G7 no debe por qué concluir con un documento firmado por todos los países, en referencia a que las diferencias con Trump en temas fundamentales, como el comercio, pueden hacer que los países más desarrollados del mundo se limiten a acuerdos mínimos. “Nuestra intención es conseguir un documento que todo el mundo pueda firmar, como el año pasado” afirmó Macron. Pero, a continuación, el presidente francés dijo que el deseo de conseguir el consenso de todos no debería ser mayor que el conseguir avances reales en los temas a discutir. Macron también insinuó que las diferencias de Europa y Canadá con Estados Unidos sólo son temporales y relacionadas con la presidencia de Trump. “Nadie vive para siempre”, afirmó para añadir que todos los gobernantes han recibido políticas que no reflejan sus pensamientos personales y que por tanto, Europa tiene que permanecer decidida en cuanto a las suyas independientemente de Trump.
Sin embargo, analistas opinan que los líderes europeos no la tendrán fácil frente al magnate neoyorquino. “Trump va utilizar todos sus recursos para dividir a los otros seis, para que se quiebren y hagan lo que él quiere, es decir negociaciones bilaterales”, dijo Laurence Nardon, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales. “Hasta ahora los seis han resistido, pero Trump no ha acabado”. Alan Reinsch, del centro de reflexión CSIS en Washington, dijo: “La tendencia del presidente cuando es criticado es de contraatacar”
En la conferencia con Macron, Trudeau se mostró más conciliador. El primer ministro canadiense afirmó: “La Cumbre del G7 es una gran oportunidad para tener discusiones francas con países que son aliados desde hace tiempo”. Y reconoció que aunque habrá temas en los que el presidente estadounidense no estará de acuerdo con los demás, como en cambio climático, los siete paises buscarán acuerdos para seguir adelante.
El flamante primer ministro italiano, Giuseppe Conte, buscará, por su parte, dar a conocer a su gobierno frente al mundo. “La primera tarea de Italia será darse a conocer y la segunda hacerse respetar”, afirmó el abogado a última hora del miércoles tras haber sido confirmado por la Cámara de Diputados, luego de la ratificación que había logrado el martes en el Senado.
Los líderes de Alemania y Francia buscarán, además, concretar una reunión tripartita con el presidente estadounidense, al margen de la cumbre dijeron ayer fuentes alemanas. La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quieren hablar con Trump de asuntos económicos, sobre todo de la imposición de aranceles al acero y aluminio de la Unión Europea. “Existe la posibilidad de que Merkel, Macron y Trump tengan un encuentro tripartito en el contexto de la cumbre”, dijo el coordinador de cooperación transatlántica del Gobierno alemán, Meter Beber. “Todavía está en el aire si podrá concretarse, pero es intención de franceses y alemanes”, añadió. “El G7, por lo menos, es una oportunidad de acercamiento. No están perdidas todas las esperanzas”.
Antes de la cumbre, además, los países de la UE quieren también coordinar estrategias entre sí. Macron tendrá hoy una reunión con Merkel, con la primera ministra británica Theresa May y con el nuevo jefe de Gobierno de Italia, Giuseppe Conte, confirmaron fuentes del Palacio del Elíseo en París.
También participarán de la cumbre el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y el presidente del Consejo de Europa, Donald Tusk. Este último escribió en un artículo publicado ayer en el diario estadounidense The New York Times que los europeos defenderán en la cumbre de La Malbaie un orden internacional basado en reglas. “Quien quiera demoler esta orden debe saber que nos mantendremos unidos en su defensa”, escribió el representante europeo en referencia a la retirada de Estados Unidos del acuerdo climático de París y del acuerdo nuclear de Irán, y a los aranceles, incluida la forma en que se impusieron y los argumentos utilizados para justificarlos, añadió Tusk. “Para mí, un europeo proamericano e incurable fanáticamente dedicado a la idea de la cooperación transatlántica, estas decisiones son desafortunadas y preocupantes”, señaló en el periódico. Según indicó Tusk, la pregunta crucial es ahora si se trata de cambios incidentales en la política estadounidense o si es el inicio de una nueva tendencia estratégica.