El tan mentado paro nacional que la CGT había prometido convocar ayer se postergó hasta el próximo martes. Ayer, durante una reunión en la Casa Rosada, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, el vicejefe de Gabinete, Mario Quintana, y el jefe de Gabinete del Ministerio de Trabajo, Ernesto Leguizamón, los tentaron con un decreto presidencial, ya rubricado, que autoriza elevar los acuerdos paritarios hasta un 20 por ciento. La contrapropuesta de la central obrera fue un listado de cinco puntos que esperan sean aceptados. En ese contexto, los representantes de gordos e independientes impusieron en el Consejo Directivo un freno a la definición de una medida de fuerza y pasaron a un cuarto intermedio hasta el 12 de junio a la espera del resultado de ese nuevo encuentro con el Gobierno nacional.
La jornada de los dirigentes cegetista fue aciaga. La convocatoria que realizó el Gobierno el miércoles por la tarde abrió un canal de diálogo que le permitió a Cambiemos ganar tiempo ante la inminencia del anuncio del paro general pero también sirvió para avivar las diferencias internas de la central obrera entre dialoguistas y rupturistas que terminó derivando en una suspensión de la decisión.
Cerca del mediodía de ayer, la mesa chica de la CGT llegó a la Casa de Gobierno con cinco puntos acordados en el encuentro del día anterior en UPCN. El papel incluía el pedido de una ley que “evite los despidos y suspensiones en el sector público y privado por los próximos seis meses”. El segundo punto reclama “la reapertura de las paritarias cerradas a la fecha sin ningún tipo de limitación para la discusión, principio que debe sostenerse con las que actualmente están discutiendo aumentos salariales”. El tercero pide la “eliminación en la base de cálculo del impuesto a las ganancias (sobre la cuarta categoría) del sueldo anual complementario a cobrar en el mes de julio”. El cuarto reclama la “devolución en su totalidad y en forma urgente de los fondos correspondientes a los gastos de salud de las obras sociales sindicales” y, por último, exige el “compromiso para que no exista modificación alguna sobre la actual Ley de Contrato de Trabajo”.
Los funcionarios tenían, a modo de única propuesta supuestamente tentadora, un DNU presidencial. Según los dirigentes de la CGT, fue Dujovne quien presentó el tema al sostener que “el presidente Mauricio Macri firmó el trámite abreviado para homologar un aumento adicional del 5 por ciento para las paritarias cerradas en valores diferentes a la inflación contemplada para este año”. En principio el decreto anunciado cumple solo en parte con el segundo de los puntos exigidos por los sindicalistas pero que en el comunicado emitido anoche por la CGT parece que no percibieron o dejaron pasar el hecho de que el DNU representa la confirmación de que el gobierno le pone un techo claro y concreto a las paritarias más allá de lo que funcionarios gubernamentales suelen afirmar en declaraciones públicas.
El final del encuentro en la Rosada implicó el comienzo del Consejo Directivo. Por lo pronto, los triunviros pospusieron su inicio un par de horas y a las 16 los 35 miembros del Consejo se vieron las caras en el edificio histórico de la CGT de la calle Azopardo. La reunión fue tensa e incluso tuvo momentos de discusión pero al final gordos e independientes lograron imponer la postergación de cualquier decisión.
En primer lugar los triunviros brindaron un detallado informe de lo conversado con Dujovne, Quintana y Leguizamón. Ninguno de los expositores pudo responder si existen posibilidades de que el gobierno acepte el listado presentado.
Cuando se abrió el debate los dirigentes que responden a Hugo Moyano plantearon que era preciso definir la fecha del paro tal como se habían comprometido los triunviros. Uno de los expositores fue el camionero Omar Pérez, el reemplazante de Pablo Moyano en la secretaría Gremial, quien a modo de estrategia planteó que es preciso negociar con el gobierno desde una posición de firmeza y que en estos momentos esa fuerza la otorga la fecha definida del paro general. La tesis de Pérez fue respaldada por el jefe del gremio de los canillitas, Omar Plaini, y el titular de los aeronavegantes Juan Pablo Brey.
Incluso hubo dirigentes como el secretario general del sindicato de Luz y Fuerza de la Patagonia, Héctor González, que reclamó el paro al sostener que la situación social que vive en el sur en general pero sobre todo en Chubut es sumamente complicada. Según González en esa provincia el gobierno solo propone el ajuste provocando una mayor movilización de la sociedad. Para colmo de males los cortes de luz son cada vez más frecuentes impidiendo que las casas puedan ser calefaccionadas. “Hay que tomar conciencia de ese sufrimiento”, reclamó el dirigente. En el mismo sentido se expresó el titular de los guincheros, Roberto Coria, que también habló de la “situación desesperante” que viven los trabajadores patagónicos.
Sin embargo, ni González ni Coria lograron conmover a gordos e independientes en cuanto a la necesidad de contar con la fecha de un paro general para poder negociar mejor con el Gobierno. Al final del debate estos sectores lograron imponer su criterio y pasaron a un cuarto intermedio hasta el próximo martes. Cuando todo terminó, el triunviro Héctor Daer dijo ante los periodistas que “persisten la condiciones para convocar a una medida de fuerza” pero en el comunicado que emitió la CGT no figura la palabra paro.