Para el Gobierno la “turbulencia financiera” está superada. Con el mero anuncio de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, dio ayer por concluida la corrida cambiaria y desde hoy deja de ofrecer los 5000 millones de dólares a un precio de 25 pesos por divisa que coloca desde hace dos semanas en el mercado para desincentivar la demanda y establecer un techo. “La manera en la que se vino operando en las últimas semanas quedó superada con el desembolso y aprobación del acuerdo”, aseguró el banquero central, acompañado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne (ver aparte). Pese a que recién el 22 de junio el FMI desembolsará los primeros 15.000 millones de dólares de los 50.000 millones pactados, Sturzenegger considera que ya no es necesario defender el precio de la moneda y dejará flotar la cotización y así cumplir con uno de los requisitos que exige el Fondo. De todos modos, el titular del BCRA admitió que habrá intervenciones en casos puntuales, a lo que se suma la presencia del Nación vendiendo divisas para maquillar parte del alejamiento del Banco Central de la operatoria cambiaria diaria. En simultáneo, el funcionario anunció los pasos para desactivar la bola de nieve de vencimientos de Lebac. 

Entre abril y mayo el Central perdió unos 10.000 millones de dólares de reservas y en medio de la sangría, que derivó en una muy fuerte suba de la tasa de interés y hasta en una intervención en el mercado de futuros, el Gobierno acudió al Fondo. Hoy cuando abran los mercados no estará la barrera de contención de 5000 millones de dólares que interpuso Sturzenegger y que mantuvo al mayorista levemente por debajo de esa marca. Ayer finalizó el precio en ese segmento apenas dos centavos por debajo de 25: a 24,98 pesos. 

“El régimen de tipo de cambio flotante pasa a la normalidad. Eso no quiere decir que no se interviene más. Cuando haya movimientos disruptivos vamos a seguir interviniendo”, aseguró Sturzenegger. Según explicó, los dólares del FMI no irán a la caja del Banco Central, sino que serán administrados por el Tesoro en el Banco Nación. De esta manera, la principal entidad financiera del país podrá utilizar esos dólares para intervenir en el mercado, como lo viene haciendo hace semanas. Ayer vendió 500 millones de dólares.

El funcionario anunció también el programa que implementará para reducir el peso de los vencimientos de Lebac. La hoja de ruta que se pactó con el FMI establece una recompra anticipada por parte del Tesoro de letras intransferibles en poder el BCRA. Se trata de letras que el Tesoro había colocado durante el gobierno anterior en el BCRA como contrapartida de divisas utilizadas en la política de desendeudamiento. Según dijeron los funcionarios, el Central contaba con 75.000 millones de dólares en letras intransferibles, de los cuales 15 mil millones fueron canjeadas al comienzo del gobierno de Macri, y del saldo (60 mil millones) se realizarán canjes hasta totalizar 25.000 millones de dólares. 

El programa anunciado establece que el Tesoro canjeará las letras por otros bonos en pesos, que sí podrán ser transferidos y devengarán una tasa de interés positiva. Los ingresos por esos rendimientos o con la entrega directa de esos títulos, el Central los entregará los bancos a cambio de las Lebac. Es un rescate de Lebac a cambio de abultar la deuda del Tesoro.

“Al momento de publicarse el presente informe el vencimiento del mes de junio se ubica 571.343 millones de pesos” de Lebac, aseguró el Central en su reporte monetario correspondiente a mayo. Esto se complementa con la prohibición que recaerá sobre el Central de transferir fondos al Tesoro. Por último, para evitar que continúe ampliándose la bicicleta financiera, el Gobierno limitará el acceso a la compra de letras por parte de inversores extranjeros y ahorristas locales. Para fines de julio de 2019, el BCRA “buscará tener como contraparte en sus operaciones sólo a bancos locales”. “De este programa emerge un Banco Central con más instrumentos”, concluyó Sturzenegger la conferencia de prensa.