El español Rafael Nadal superó ayer una prueba que resultó menos difícil de lo esperado ante el argentino Juan Martín del Potro y buscará mañana ante el austríaco Dominic Thiem su undécimo título en el Abierto de tenis de Francia. Rafa derrotó por 6-4, 6-1 y 6-2 al tandilense, en dos horas y 14 minutos, mientras que Thiem, séptimo preclasificado de Roland Garros, había vencido más temprano por 7-5, 7-6 (10) y 6-1 al italiano Marco Cecchinato en dos horas y 21 minutos.
El español, que deberá ganar el título para mantener el número uno del ranking mundial, se sumó así al suizo Roger Federer como el segundo jugador en la Era Abierta que llega a once finales en el mismo Grand Slam, ese caso Wimbledon.
Mañana, el número uno del mundo se enfrentará a Thiem, el único que lo venció en canchas lentas en las últimas dos temporadas, con triunfos el año pasado en Roma y hace unas semanas en Madrid, las dos veces en cuartos de final. Y aunque el mallorquín domina el historial con seis victorias en nueve partidos, dos de ellas en Roland Garros, el último precedente entre ambos es el triunfo del austríaco en la capital española.
“Hoy es un día para estar felices, (...) son 11 veces de estar en una final en Roland Garros, parece menos, pero la realidad es que hoy es un día para estar contentos”, señaló el campeón de 16 Grand Slam. “Estar en otra final en un torneo como Roland Garros, parece que es lo lógico pero no lo es, al menos no quiero que así lo sea”, explicó Nadal.
Ante Del Potro, fue de entrada un partido muy cerrado, marcado por los detalles. Y por la falta de efectividad del tandilense y la extrema precisión del español. Así, Del Potro desaprovechó las seis bolas de quiebre que generó en el primer set y dio aire a un rival que estaba incómodo con su servicio. Nadal hizo todo lo contrario: tomó la segunda oportunidad que tuvo y se fue en ventaja.
El fastidio de Del Potro, que tiró una raqueta en el descanso entre sets, era lógico: no hay que darle espacio al diez veces campeón en París. Más afianzado, Nadal volvió además a tomar distancia, esta vez casi sin cederle un solo juego al tandilense.
El resto fue poco más que un trámite, con un Del Potro sin respuestas y un Nadal lanzado a escribir un nuevo capítulo de su historia en la Porte d’Auteuil. “Me siento muy afortunado de haber salvado ese primer set, mentalmente he asumido bien el reto y he encarado bien los momentos difíciles”, dijo Nadal al respecto.
“Lo normal, así como ha ido el primer set, es que lo hubiera perdido y esa es una realidad”, añadió. “Después en el 5-4 jugué un muy buen juego, con buena determinación, era el momento de apretar y lo hice, (...) a partir de ahí el partido cambió radicalmente”, ilustró.
Más temprano, Thiem firmó un partido sólido en el que redujo progresivamente a Cecchinato y alcanzó su victoria 35 del año, más que ningún otro jugador en el circuito. Además, se aseguró llegar al séptimo lugar del ranking desde el lunes. Consciente quizá del peligro que representaba el italiano, que tumbó al serbio Novak Djokovic en cuartos después de ganar unas rondas antes su primer partido en un Grand Slam, Thiem entregó pocos espacios a Cecchinato e impuso paulatinamente su juego.
El austríaco salió airoso de dos primeros sets más ajustados, sobre todo el segundo, que se definió después de un intenso tie-break. Para el italiano, sin embargo, ese fue un golpe brutal. “La gran clave fue el segundo set, fue un tie-break ajustado y no me hubiera gustado perderlo porque habría sido un partido difícil”, reconoció el austríaco. “Es lindo haber superado ese momento y llegar a la final aquí por primera vez”, añadió. Luego se refirió a Nadal, su rival en al final: “Es el gran favorito. Pero sé cómo jugar ante él. Tengo un plan. Intentaré todo para que mi plan funcione aquí”.