Deportivo Español simboliza la crónica del despojo. Hace diecinueve años fue empujado hacia la quiebra por sus acreedores. Sus tierras las compró después la Corporación del Sur, un organismo del Estado porteño. Hoy el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta avanza en el saqueo de lo poco que le queda, pero por medio del Ministerio de Seguridad de la Ciudad. Al club se le venció un comodato que le permitía conservar siete hectáreas de las 18 originales que tenía antes de su clausura, el 3 de mayo de 1999. Pero el problema es que ahora el ministro Martín Ocampo decidió sacarle dos más. Y dejarlo reducido a su estadio más un par de canchas auxiliares. “Quieren construir acá una extensión de la escuela de bomberos. Nosotros ya pagamos la quiebra, que en su momento fue de 7 millones de pesos. Pretenden sacarnos las tierras sin darle seguridad jurídica al club, ni siquiera nos dicen: quédense con las cinco hectáreas y escrituren a su nombre...”, le cuenta el presidente Diego Elías a PáginaI12.
A la institución fundada el 12 de octubre de 1956 le toca negociar bajo presión con la Subsecretaría de Vinculación Ciudadana con la Seguridad a cargo de Juan Pablo Arenaza. Un funcionario que proviene del partido de Patricia Bullrich, Unión por Todos, y con experiencia en el mercado inmobiliario. Su familia tiene Nehuennet SRL, una sociedad que se presenta como “especialista en gerenciamiento de rentas” y maneja “inmuebles por más de 23.000 m2”. Nicolás Arenaza, su hermano, es el responsable de la empresa.
La presión sobre Deportivo Español consiste en que tiene 90 días para acordar con el ministerio que conduce Ocampo, un hombre de Daniel Angelici en la Justicia. Es curiosa la conexión entre los hechos, actuales y pretéritos. Cuando Mauricio Macri era el presidente boquense en la década del 90 –recuerda Elías– “el primer club que le pidió la quiebra a otro club fue Boca al Deportivo Español en el año ‘98 por prestarle los jugadores José Basualdo, Pedro González, Silvio Carrario, Gustavo Dalsasso, Sandro Guzmán y Raúl Peralta”. Tenían sueldos altos que la institución del Bajo Flores no pudo pagar.
Su testimonio coincide con el del ex presidente Daniel Calzón. En 1999 declaraba en el diario Olé: “El año pasado Boca nos pidió la quiebra por una deuda de 80 mil pesos. Esa deuda estaba originada en los préstamos de seis jugadores, concretados cuando era presidente Manuel Rilo, que consentía los deseos de Ríos Seoane (el verdadero hombre fuerte de Español). Ese debe ser el primer caso en la historia en que un club de la AFA pide la quiebra de otro. Pedí una entrevista con Macri pero él no me recibió”. Hoy Calzón no está para ratificar o ampliar la información. Se suicidó el año pasado.
La historia sobre el cierre del Deportivo también contiene el nombre de la empresa Diseños y Construcciones SRL. Se la vinculó con el actual presidente de la Nación como la ejecutora del pedido de quiebra. Calzón contaba sobre ella en la misma entrevista que “le había comprado documentos al Pepe Basualdo por un monto de 20 mil dólares. Tengo entendido que esa empresa es del grupo Socma y que es la que reformó el sector de palcos de la Bombonera”.
Cuando hablamos del club Español no se trata solo de unas hectáreas de tierra. Ni de una cancha, ni de otras instalaciones, ni de un muro que se levanta entre la escuela de la Policía de la Ciudad y la institución deportiva. Esa pared separa a los socios del polígono donde los cadetes y futuros agentes hacen prácticas de tiro. Sus disparos compiten con el ruido de los bombos de la hinchada cada vez que el equipo de Primera juega como local.
Del otro lado de la muralla hay 2500 chicos que practican deportes. Muchos de ellos se dan ahí la ducha caliente que no pueden tomar en sus casas. Viven en la villa 1-11-14 y en el barrio Ramón Carrillo cercanos al predio. También tienen su espacio los socios que hace dos años pintaron el estadio con capacidad para 30 mil espectadores. Que son hijos de varias generaciones de asociados que lo hicieron grande en la década del 80. Español jugó catorce años ininterrumpidos en Primera División.
“La factura de la luz pasó de 15 mil a 70 mil pesos por el tarifazo”, cuenta el presidente. Y como recuerda el Foro Social del Deporte en un comunicado “por la deuda con AySA, el Deportivo Español firmó en el comodato anterior que debía pagar la factura de agua de lo que gasta la Policía porteña, que se quedó con la pileta y más de la mitad del predio. ¿A quién le parece que eso es justo y razonable?”. Por todas esas razones, socios, hinchas y pibes que juegan al fútbol en el club le dieron un abrazo simbólico el 21 de mayo pasado bajo la consigna “Español no se toca”.
El presidente Elías cuenta qué perdería el Deportivo si le arrebataran las dos hectáreas que pretende el gobierno porteño: “De la avenida España hacia la izquierda es todo de la policía y hacia la derecha, nos quieren sacar la confitería, la glorieta, el playón, la playa de estacionamiento y la cancha de baby fútbol. Son el equivalente a dos canchas de fútbol de once, dos hectáreas. Nos dejarían el estadio y las auxiliares”.
Español ya fue despojado de diez hectáreas donde se levantó la escuela de policía. El dirigente recuerda que en ese espacio “ya se perdieron las piletas, el quincho, gimnasios y la cancha de hockey techada”. Explica que “la gente está muy radicalizada, ya no quiere quedarse con menos metros. El gobierno hizo una propuesta a través del mediador que puso el ministro de Seguridad Ocampo, que consiste en construir una nueva confitería y un gimnasio cubierto”.
Los problemas para el club no terminaron con el comodato por diez años firmado en 2008, porque en ese acuerdo estaba la trampa que nadie percibió. La letra chica de ese contrato dice que “el estado podrá renovarlo” y no que “deberá renovarlo”, como explica su actual presidente. Indignado, afirma que el gobierno “no quiere extenderlo, sino extorsionarnos. La conclusión es: nos dicen te renuevo, pero si me das dos hectáreas más”.
Español está dispuesto a resistir el despojo, como ya quedó demostrado. Le envió una carta al defensor del Pueblo de la ciudad, Alejandro Amor. Algunos socios hicieron una petición en el sitio change.org donde expusieron: “Estamos realizando una gran campaña en defensa del poco espacio que aún tenemos, considerando que la propuesta del Gobierno de la Ciudad atenta contra la posibilidad de continuar con la importante función que cumple el club en una zona de alta vulnerabilidad social”. Las demostraciones solidarias se multiplicaron. Llegaron desde otros clubes de la AFA y, como era de esperar, desde España.
Elías se pregunta por qué si “hay un montón de terrenos ociosos alrededor del Deportivo Español que están vírgenes, especialmente en el Parque Indoamericano, que no está habitado por nadie, ¿por qué no hacen la escuela de policía ahí?”. El presidente remata el concepto tratando de ver más allá de su club, porque hay otros afectados: “Acá se percibe la mano de Macri porque este gobierno insensible no solo hizo lo que hizo con Español. A Sacachispas le están sacando un pedazo de tierra (dos empresas le pusieron un obrador en sus instalaciones), a Lamadrid le sacarían otro pedazo por el traslado de la cárcel. A ellos no les importa nada”.