Una persona murió y dos resultaron heridas en el norte de Nicaragua cuando policías y paramilitares atacaron a manifestantes que protestaban contra el gobierno, informó ayer la Iglesia Católica, mientras el presidente Daniel Ortega evaluaba una propuesta para superar más de dos meses de violencia política.
En el más reciente hecho de violencia, un adolescente murió y otras dos personas resultaron heridas ayer al ser baleados por policías y paramilitares que atacaron un piquete en Jinotega, informó ayer la Diócesis de esa ciudad, situada a 160 kilómetros al norte de Managua. El obispo de Jinotega, monseñor Carlos Herrera, entregó los restos del joven a su familia esta madrugada. El prelado llegó al lugar en medio de los enfrentamientos para rescatar a los heridos, indicó la Diócesis.
La semana pasada, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA registró 127 muertos y más de 1.200 heridos desde el inicio del conflicto, el más sangriento en el país desde los años 80 y el mayor desafío que enfrenta Ortega desde su retorno al poder hace 11 años. Ayer, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) elevó a 135 la cantidad de víctimas fatales, luego de que un ataque de policías y grupos armados matara a un estudiante atrincherado en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) el jueves por la noche (foto del funeral).
El mismo jueves, Ortega pidió dos días para reflexionar sobre una propuesta de “democratización” presentada en el marco de un diálogo nacional encabezado por la Iglesia, pero que quedó suspendido el mes pasado luego de la violenta represión de una marcha liderada por madres de víctimas de la represión. Una vez que responda formalmente, la Iglesia convocará a la mesa plenaria del diálogo nacional para valorar la respuesta y, por tanto, “la factibilidad de continuar el mismo diálogo nacional”. El tercer mandato seguido de Ortega, que dominó las últimas cuatro décadas de política nicaragüense expira en 2022.