El congreso nacional del PJ del viernes en el microestadio de Ferro resultó buen indicio de la situación actual del principal partido opositor, súbitamente en carrera para la Casa Rosada pero con un panorama interno todavía incierto. Por un lado, la reticencia de la mayoría de los gobernadores a entrar en la discusión electoral y de compartir tribuna con el kirchnerismo, evidentemente preocupados por no cortar los puentes con la ayuda oficial de Cambiemos. Por el otro, un abanico de candidaturas que empiezan a definirse, con Agustín Rossi como postulante por el kirchnerismo y Felipe Solá por el resto, que se suman al ya lanzado Alberto Rodríguez Saá. Rossi y Solá se encargaron de cerrar con duros mensajes opositores el congreso convocado para hacerle frente a la rocambolesca intervención que encabeza Luis Barrionuevo.

Es cierto que el viernes esperaban algún gobernador más. Además de los asistentes Rodríguez Saá (San Luis), Gildo Insfrán (Formosa) y Alicia Kirchner (Santa Cruz) se había hablado de Lucía Corpacci (Catamarca) y de Sergio Uñac (San Juan), quienes, una vez más, no concurrieron. Pero los gobernadores se acostumbraron a un doble juego de no mostrarse y mandar en su lugar a quien lo represente, en este caso los congresales de sus provincias. Sólo Salta (Juan Manuel Urtubey), Córdoba (Juan Schiaretti) y Tierra del Fuego (Rosana Bertone) -los distritos más alejados de la intervenida conducción que encabeza el sanjuanino José Luis Gioja- no enviaron a nadie. “Los tienen muy agarrados”, argumentaba uno de los organizadores del acto, en referencia a la relación de los caciques provinciales con el Poder Ejecutivo. 

Como acostumbra en estas circunstancias, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, se mostró activo. El mismo día del acto recibió en su despacho al gobernador de Chaco, Domingo Peppo. “Los gobernadores alternan una en contra y otra a favor. Se enfrentaron al Gobierno con el proyecto con las tarifas y ahora no quisieron empeorar las cosas”, sostenía un encumbrado dirigente justicialista de diálogo frecuente con los mandatarios. 

También fue comentada la ausencia del mentor del peronismo “Gualeguaychú”, el jefe del bloque de senadores, Miguel Ángel Pichetto, pero en este caso porque resultó el único congresal de Río Negro que no participó. Sin destino en la provincia, Pichetto parece jugado a un cargo nacional. En cambio, la aguerrida diputada rionegrina María Emilia Soria, ganadora de las últimas elecciones legislativas, fue designada para formar parte de la comisión de acción política (CAP) que surgió como la principal resolución de Ferro.

Pero si los gobernadores todavía son reacios a entrar en la discusión electoral, no pasa lo mismo con buena parte de la dirigencia que imagina que hay que preparar la pelea a la reelección de Mauricio Macri, lanzada al ruedo por Cambiemos cuando el panorama todavía era color de rosas. Creador del optimista “Hay 2019”, Rodríguez Saá se anotó antes que nadie y ya recorre el país en busca de apoyos, entre los que recolectó a un sector del kirchnerismo. Pero no es el único. 

Agustín Rossi supo ser uno de los inscriptos para la carrera en 2015, pero luego se bajó por disciplina partidaria cuando el elegido resultó Daniel Scioli. Ahora se siente de nuevo en condiciones y también viene organizando actos como quien no quiere la cosa. Su idea es lanzarse oficialmente después del Mundial, en agosto. Antes quiere armar una potente propuesta económica, para lo que convocará a un amplio grupo de especialistas. En su discurso en el congreso del viernes realizó una fuerte reivindicación de los doce años de Néstor y Cristina Kirchner, una divisoria de aguas hoy en el peronismo.

Ya circulan varias versiones respecto a la supuesta “bendición” de la ex presidenta a una postulación de Felipe Solá. La historia surgió luego de una conversación que mantuvo con el presidente del PJ bonaerense, Gustavo Menéndez, en la que CFK reiteró que no piensa en una candidatura para 2019. Despejada esa duda, tiró nombres de posibles candidatos entre los que mencionó a Solá, Rossi, Jorge Capitanich y Axel Kicillof. Menéndez, que fue funcionario de gobernación con Solá y es su amigo desde las épocas de Antonio Cafiero, enseguida transmitió en una reunión con intendentes del Conurbano que la de Felipe había sido la primera opción que salió de boca de la senadora. El diputado del Frente Renovador, que se sentía afuera de cualquier pelea, enseguida le tomó el gusto a la posibilidad y ahora evalúa el mejor momento para su presentación. Pese a la supuesta bendición, Solá se ve como el candidato del “no kirchnerismo” aunque tampoco es anti. “Un eslabón perdido entre los kirchneristas y quienes no lo son”, lo definió el ex jefe de Gabinete, Alberto Fernández, otro de los entusiasmados. 

Como otra manera de diferenciarse de Rossi, Solá sostiene que se lanzará con una propuesta que pondrá foco en la lucha contra la corrupción. Es de la idea que el peronismo sólo puede volver a ser gobierno si ofrece una respuesta contundente a las causas judiciales que dejó la última gestión. “No nos podemos hacer los desentendidos, la gente no lo va a perdonar”, dice en la intimidad.

Ahora la CAP buscará tomar la posta de lo avanzado por los distintos grupos que se formaron en torno a la idea de la unidad. El que arrancó en febrero en la UMET -que se reunirá mañana en Corrientes con Nito Artaza como anfitrión-, el más kirchnerista de San Luis y el antikirchnerista de Gualeguaychú. “No podemos darnos el lujo de prescindir de alguien”, repite el activo Gustavo Menéndez, quien también fue designado en la CAP. “A los que no vinieron el viernes hay que ir a buscarlos. Hay que convencerlos porque estamos muy cerca de volver a ganar”, insiste. Pese a estar identificado con una candidatura de Solá, Menéndez dice que espera que también los gobernadores presenten su propio postulante entre los que menciona al cordobés José Manuel De la Sota, el puntano Sergio Uñac o incluso el salteño Juan Manuel Urtubey, siempre y cuando su discurso tome un rumbo confrontativo con el actual modelo. La condición es que vayan “por adentro” del justicialismo. 

Quienes hablaron últimamente con Florencio Randazzo lo encontraron convencido de que no sacará los pies del plato. Sergio Massa le dijo algo parecido al ex intendente de La Matanza Fernando Espinoza en una reunión que tuvieron hace quince días aunque después mandó a decir por algunos medios que con el kirchnerismo no va a ningún lado. “Massa está complicado con la candidatura de Solá, se va quedando cada vez más solo”, definía un dirigente la situación del líder del Frente Renovador. Lo que sí, tanto Randazzo como Massa aclararon que no les interesa competir por la gobernación bonaerense. Para esa candidatura -decisiva a nivel nacional- se repiten los nombres de los intendentes Martín Insaurralde y Verónica Magario y el del ex presidente de la Cámara de Diputados Julián Domínguez, otro que también quiso en 2015 y no pudo.