“En política económica nunca hay una sola alternativa. En realidad, lo que Macri plantea es que se trata del único camino posible para un gobierno neoliberal”, indicó el ex Secretario de Comercio Augusto Costa a la hora de analizar las medidas que se desprenden del programa económico acordado entre el Gobierno y el FMI, en el marco del acuerdo por el blindaje financiero. En diálogo con PáginaI12, Costa sostuvo que Cambiemos, junto al Fondo y Wall Street, apuntan a generar un consenso social que avale que “las mayorías se banquen una caída del salario y que los gobiernos provinciales pagan gran parte del ajuste”. Advierte que “el Gobierno no tiene forma de cumplir con sus metas de inflación” y justifica esa previsión en las proyecciones alcistas del dólar, la ausencia de controles de precios y en los servicios públicos y los combustibles prácticamente dolarizados. Actualmente Costa se desempeña, entre otras cosas, como vicepresidente segundo de Vélez Sarsfield. Charló con este diario a la salida de una actividad en el club de Liniers.
–¿Cómo evalúa el acuerdo con el FMI?
–En primer lugar, cabe recordar que si bien el Gobierno está presentando este acuerdo como un triunfo y un espaldarazo de parte de los principales países del mundo, en realidad es signo de una derrota que se origina no en una circunstancia externa, sino en la propia política económica, que llevó al país a una encerrona.
–¿Cuál sería la encerrona?
–En una dinámica económica cruzada por la fuga de capitales, el enorme déficit en cuenta corriente y el déficit comercial récord, que en conjunto determinan que la necesidad de dólares sea muy fuerte. En otras palabras, es la consecuencia de haber generado las condiciones para una economía basada en la especulación financiera y no en la producción.
–Desde el inicio, el Presidente Macri planteó que no tenía opciones. Ahora, el mensaje es que “no se puede seguir gastando más de lo que tenemos”.
–Macri se lleva la mano al pecho diciendo que le duele mucho y que hubiera hecho otra cosa de haber tenido la posibilidad. En política económica, nunca hay una sola alternativa. En realidad, lo que Macri plantea es que se trata del único camino posible para un gobierno neoliberal. En relación a la cuestión de las finanzas públicas, efectivamente, hay situación de déficit que se tiene que financiar de alguna manera y en la cual no se puede vivir eternamente. Pero el déficit surge de dos variables, de ingresos y de gastos. Decir que sólo se puede ajustar gasto, a través de la obra pública, reforma previsional, ajuste de la planta estatal o mediante devaluación e inflación para licuar el gasto público, es no decir que se puede llevar a cabo un mix de alternativas, como por ejemplo fortalecer los ingresos. El gobierno no se plantea revertir las medidas de desfinanciamiento que implementó, no habla de reponer las retenciones a los mismos sectores beneficiados ahora por la devaluación. Tampoco habla de recuperar ingresos que rifó por baja de impuestos a sectores acomodados. Pero, además, no se puede equiparar la economía de una familia a la de un país. En un hogar, si se gasta más de lo que ingresa habrá que dejar de lado ciertas cosas para cubrir las necesidades principales. Pero en un país, bajar el gasto del sector público tiene efecto en el ingreso de la economía, porque al bajar el gasto también se reduce la actividad económica y afecta la recaudación. O sea, bajar el gasto puede aumentar el déficit en lugar de achicarlo, como sucedió en Grecia o incluso en la Argentina en los ´90. Por otro lado, hay ajuste del gasto en algunas partidas pero sube la factura de intereses de deuda. Se ajusta para pagar la deuda.
–La toma de deuda de manera desenfrenada también fue otro “inevitable”. El ministro Nicolás Dujovne repitió días atrás la idea de que cuando asumió Cambiemos, en el Banco Central no había reservas.
–Si se desarticulan todos los controles, si no hay regulación para la entrada y salida de dólares, si se generan las condiciones ideales para la timba, no hay reservas que aguanten. Hay situaciones, como las regulaciones cambiarias, que estaban desde antes. En determinados contextos pueden funcionar, pero nadie puede aspirar a mantenerlas eternamente, son medidas coyunturales. Eventualmente, había que ver la forma de revisar, actualizar o cambiar, pero en absoluto de la manera en que lo hizo el actual gobierno.
–¿Qué papel cumplió la eliminación de los controles de capitales que practicó el gobierno apenas asumió para explicar la corrida cambiaria de mayo?
–Argentina, en los últimos quince años, atravesó momentos muy complicados del frente externo, que no significaron un impacto muy fuerte porque no se dependía de los capitales financieros, porque había un esquema de financiamiento sustentable. La regulación al ingreso y salida de capitales es algo que, desde el punto de vista macroprudencial, te garantiza que no vas a tener grandes shocks. Por ejemplo, Néstor Kirchner introdujo encajes para los capitales del exterior, desincentivó el ingreso y, por lo tanto, la reversión rápida de los fondos golondrina. Porque cuando entran ese tipo de capitales, como pasó en 2016 y 2017, todos aplauden pero después cuando se van no hay forma de cubrir ese bache. Macri decidió exponer a la Argentina a la volatilidad de los mercados.
–La gobernadora María Eugenia Vidal dijo que iba a investigar a los empresarios que realizaron “avivadas” con los precios, pero otros funcionarios minimizaron el pase de la devaluación a los precios. Como ex secretario de Comercio, ¿cómo analiza la respuesta del Gobierno a la aceleración inflacionaria?
–Decían que Precios Cuidados no servía, que no creían en los controles de precios. Y ahora Vidal quiere información sobre los que suben los precios. Esa información estaba en la Secretaría de Comercio cuando ellos asumieron, las empresas tenían que informar mensualmente sobre estructura de costos y precios. Pero la Resolución 3 de la Secretaría bajo la actual gestión eliminó ese sistema. Creo que el Gobierno no tiene forma de cumplir con sus metas de inflación. Primero, porque el FMI dice que el dólar tiene que flotar. Eso implica mayor volatilidad y devaluación, y eso va a los precios, sobre todo con tarifas y combustibles dolarizados. Además, desactivaron los controles de precios. La única política que tienen contra la inflación es apostar a una brutal recesión.
–En su visión, el programa derivado del acuerdo con el FMI no va a poder cumplir con el objetivo fiscal, tampoco del frente externo ni inflacionario.
–Es muy raro que un programa de esta naturaleza tenga un resultado exitoso. El FMI y Wall Street hablan de un consenso social necesario que consiste, en realidad, en que las mayorías se banquen una caída del salario y que los gobiernos provinciales hagan gran parte del ajuste. Así y todo, no queda claro que la propia macroeconomía se desenvuelva en los términos que dice el Gobierno. El programa económico vinculado al acuerdo es el típico programa del Fondo, con las mismas ideas que el organismo planteó en su revisión de la economía a fines de 2017 y que el Gobierno ya ha venido implementando.