Desde Paraná
“Hoy más que nunca estamos con vos Sergio Varisco, nuestro intendente.” A contrapelo de lo que se sospecha de él, de su vinculación con el jefe narco Daniel “Tavi” Celis, detenido desde 2016 por el robo a una estancia, lo que no le impidió seguir manejando desde ese lugar su “negocio” más redituable, el intendente de Paraná sigue siendo apoyado, al menos en los pasacalles colgados por la Seccional 2 de la Unión Cívica Radical (UCR) en la plaza Primero de Mayo, frente al municipio y a la Iglesia Catedral. Tampoco parece importar, para sus seguidores más fervientes, el hecho de que en un allanamiento en la casa de Celis se secuestrara documentación en la que figura que Varisco, y otros dos colaboradores cercanos, compraron presuntamente tres kilos de cocaína, uno cada uno. Además, no es esta la primera vez que Varisco enfrenta una causa judicial en su contra, porque ya fue condenado por el “homicidio culposo” de la ex concejal Mercedes Lescano, en un accidente automovilístico, cuando el hoy intendente estaba al volante.
Varisco, de 57 años, es hijo de Humberto Varisco, que fue intendente por el radicalismo en los primeros años del retorno a la democracia, en 1983. Eso significa que los Varisco forman parte de lo más granado de la sociedad paranaense. En un celular de Celis, encontrado durante el allanamiento, aparecen datos que complican al intendente y a alguno de sus colaboradores en el manejo de grandes sumas de dinero, de reuniones entre narcos y funcionarios, de transacciones poco habituales tratándose de funcionarios que se comprometieron a respetar las normas legales y honrar el mandato popular. Los dirigentes de la UCR local parecen desacreditar lo acumulado en la causa que lleva adelante el juez Leandro Ríos, integrante también de una familia tradicional de Paraná. Nada parecen importar las escuchas, muchas de ellas difundidas por la prensa local, en la que se habla de grandes sumas de dinero, de intercambios, de sospechosas reuniones, de deudas en apariencia non sanctas y de gente que cobra o paga sumas de dinero importantes a cambio de “mercaderías” de dudosa reputación.
Sergio Fausto Varisco, casi por mandato familiar, es un personaje político desde sus tiempos de universitario. En 2003, cuando había finalizado su primer mandato como intendente, fue noticia en las páginas policiales. El 20 de diciembre de ese año chocó mientras conducía su auto, acompañado por Mercedes Lescano, de 36 años, una de las figuras más relevantes del radicalismo en esos años. La entonces concejal murió en el accidente, mientras que Varisco, al año siguiente, fue condenado por el delito de “homicidio culposo” y aunque no fue preso, tuvo que realizar tareas comunitarias.
La Justicia consideró que Varisco actuó “en forma irresponsable” al realizar una maniobra “no adecuada” por la que su Volkswagen Gol fue embestido por un camión del lado de la acompañante, que murió en el acto. La Justicia consideró, además, inconsistente el argumento esgrimido por Varisco para no prestar declaración indagatoria el 6 de septiembre de 2004. Dijo que lo hizo porque sufría “un proceso de amnesia que no le permitía recordar nada del accidente”. Los testigos dijeron que el auto de Varisco circulaba de contramano cuando fue embestido. En ese proceso judicial, el hoy juez Leandro Ríos fue abogado querellante de la familia de la víctima. Lescano era concejal y se decía de ella que iba a ser la futura candidata a gobernadora por el radicalismo.