Desde  París

El undécimo título de Rafael Nadal en el Abierto de tenis de Francia no solo significó un nuevo capítulo de su hegemonía en París, sino también la vuelta a la batalla que el español libra con el suizo Roger Federer: la de quién ganará más Grand Slams.

Nadal, que venció 6-4, 6-3 y 6-2 el domingo al austríaco Dominic Thiem en la final del torneo, llegó a su décimo séptimo trofeo grande y quedó solo a tres de Federer, que es el máximo ganador histórico del circuito masculino. 

Las cifras son elocuentes: entre los dos han dominado los torneos más importantes desde la victoria del suizo en el Abierto de Australia del año pasado. Así, después de aquel triunfo –que tuvo una intensa final entre los dos– el español ganó el pasado Roland Garros, luego Federer se impuso en Wimbledon y el hoy número conquistó en septiembre el título del US Open. 

Ya este año, el helvético revalidó su corona en Melbourne y Nadal hizo lo propio el domingo en la Porte d’Auteuil. Se trata, en suma, de la segunda racha más larga de Nadal y Federer repartiéndose los Grand Slams, después de que entre 2005 y 2007 el español ganara siempre en París y su rival se impusiera consecutivamente en Wimbledon y el US Open, además de Australia en 2006 y 2007. En total, 11 títulos frente a los seis que llevan hasta ahora, y que igualan el período de dominio entre 2008 y 2009.

A Nadal, sin embargo, no parece importarle demasiado la nueva hegemonía compartida ni, desde luego, volver a acechar al suizo en el record. “No puedes estar siempre frustrado si alguien tiene más dinero que tú, si alguien tiene una casa más grande que tú, si alguien tiene más Grand Slams que tú. Tienes que hacer tu camino”, afirmó el balear.

“Por supuesto que me gustaría tener 20 como Roger en el futuro o incluso más, pero siendo honesto, es algo que no está en mi cabeza”, afirmó el español de 32 años, que rechazó la comparación con su gran rival. “Me siento muy afortunado de todas las cosas que me han pasado. Estoy disfrutando este momento. Y eso no quiere decir que no seguiré luchando por más oportunidades en el futuro, en los próximos torneos”, agregó. 

Pero el futuro es verde, y allí volverá Federer, que por segundo año se saltó la gira de arcilla para llegar mejor preparado a la de hierba y en particular a Wimbledon, el Grand Slam que ya ganó ocho veces. 

Nadal, en ese sentido, no ofreció certezas sobre cómo encarará esta parte del año, aunque está previsto que participe en el torneo de Queen’s, previo al tercer grande el año, que arranca el 2 de julio en Londres.

“Tuve una larga y mentalmente difícil temporada de arcilla, por supuesto, porque jugué casi todos los partidos posibles. Fueron dos meses exigentes para mí”, expresó el ibérico, que no llega a una final en la Catedral desde 2011, cuando cayó ante el serbio Novak Djokovic. “Es un cambio drástico de arcilla a hierba. Y lo hice en el pasado cuando era más joven, rápido, porque jugaba seguido. Pero ahora es tiempo de revisar cómo me siento en los próximos días”, explicó Nadal, campeón de Wimbledon en 2008 y 2010. 

Pero otra batalla también se abre: la del número uno, que salvo una proeza del alemán Alexander Zverev, será también este año un asunto a definir entre Nadal y Federer. El español, que defendió con éxito sus puntos en arcilla, comanda el ranking con 8770 unidades, contra 8670 de Federer, que se saltó toda la temporada de polvo de ladrillo y regresará al circuito esta semana en el torneo de Stuttgart, que se disputa también sobre césped. Sin embargo, Federer, que volverá al número uno si esta semana gana el torneo alemán, tendrá que defender 500 puntos en Halle y los 2000 de Wimbledon tras ganarlo el año pasado. Nadal, en cambio, solo defenderá 180 de sus octavos de final en 2017 en el All England Club, pues no jugó ningún otro torneo previo al tercer grande del año.