La milicia terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó ayer el atentado perpetrado en una discoteca de Estambul durante las celebraciones de Año Nuevo, que dejó 39 muertos y 69 heridos y los servicios de información turcos lo vincularon con el ataque al aeropuerto de Estambul, en junio pasado.
Un “soldado del califato” es el responsable, se afirma en un comunicado difundido a través de la aplicación de mensajes Telegram, cuya autenticidad no ha podido ser aún confirmada de forma independiente.
Al menos un atacante armado entró a eso de la 1.15 hora local en el exclusivo club Reina, a orillas del Bósforo, y abrió fuego de forma indiscriminada contra los cientos de personas que celebraban el Año Nuevo. Después consiguió huir.
“Siguiendo la bendita operación del Estado Islámico contra Turquía, protector de la cruz, uno de los heroicos soldados del califato golpeó el famoso club nocturno donde los nazarenos (cristianos) celebraban su fiesta politeísta. Atacó con granadas de mano y su arma automática y convirtió su celebración en luto”, reza el mensaje.
Las autoridades turcas hablaron del uso de un arma automática por el atacante, pero por el momento no hay confirmación oficial de que se emplearan granadas de mano en el atentado.
Entre las víctimas del atentado en el concurrido club Reina había al menos 26 extranjeros, la mayoría de países árabes y también dos ciudadanos procedentes de Baviera, en el sur de Alemania, uno de ellos con doble nacionalidad turco-alemana y otro sólo con nacionalidad turca, según un portavoz alemán.
Según los datos conocidos hasta ahora, hay siete saudíes, tres libaneses, tres iraquíes, dos tunecinos, dos marroquíes, dos jordanos y dos indios muertos. También hay una víctima de Kuwait, Canadá, Israel, Siria y Rusia cada uno. Otras 12 víctimas serían turcas y una tendría doble nacionalidad turco-belga. También hay numerosos extranjeros entre los heridos, incluidos tres alemanes.
La policía turca arrestó ayer a doce sospechosos en relación con el ataque, informó la agencia de noticias Anadolu. Entre ellas, sin embargo, no estaría el atacante.
Un experto en lucha antiterrorista dijo al diario Hürriyet Daily News que el atacante, que después de la matanza desapareció sin dejar rastro, daba la impresión de tener una formación militar.
Según informó el mismo diario citando fuentes de la investigación, disparó más de 180 balas y vació seis cargadores de su arma automática. Testigos citados por Hürriyet Daily News dijeron que el sujeto disparó primero a la multitud y luego a conciencia a la cabeza de personas que yacían en el suelo. A continuación, el presunto asesino se habría cambiado y habría limpiado su arma. En medio del pánico habría abandonado el club alejándose en un taxi. Al conductor le habría dicho al bajar que no tenía dinero para pagar el viaje.
El diario escribió que el atacante también se había acercado en taxi al club nocturno en el barrio de ocio de Ortaköy. Debido al intenso tráfico en Nochevieja, se habría bajado cerca del club Reina para recorrer los últimos minutos a pie.El viceprimer ministro turco, Numan Kurtulmus, interpretó ayer el atentado como una reacción a la intervención del Ejército turco en Siria, que aseguró continuará para doblegar a todas las organizaciones terroristas. Además, no descartó que vuelva a prolongarse el estado de excepción decretado tras el golpe de Estado fallido del 15 de julio.
Además, la oficina del primer ministro pidió que no se difundan en las redes sociales mensajes que polaricen aún más a la sociedad, que hacen el juego a los terroristas. La nación, dijo, debe permanecer unida en estos momentos.
Turquía se convirtió en objetivo abierto del autoproclamado Estado Islámico después de que Ankara lanzara su operación militar Escudo del Eufrates, en el norte de Siria, el pasado agosto. A comienzos de noviembre, el líder del EI, Abu Bakr al Bagdadi, llamó a atentar en el país del Bósforo.
Desde hace tiempo, las tropas turcas y la milicia terrorista están inmersas en una batalla en torno de la ciudad de Al Bab, bajo control del EI, en el norte de Siria, que habría costado numerosas bajas a los jihadistas pero también a las fuerzas turcas.
El diario Hürriyet informó ayer citando a los servicios de información que existen indicios de que la célula que atacó el club Reina es la misma que perpetró el múltiple atentado suicida contra el aeropuerto de Atatürk en Estambul el pasado junio, que dejó 45 muertos.
El gobierno turco atribuyó entonces el ataque al EI, pero éste no lo reivindicó. Según el gobierno, los tres atacantes de entonces eran originarios de Uzbekistán, Kirguistán y Rusia. El diario Hürriyet informó que también se está investigando si el atacante de Nochevieja procedía de Kirguistán o Uzbekistán y también una segunda hipótesis, que lo hace oriundo del noreste de China.
Al EI se le atribuyen varios atentados en Turquía desde el verano (boreal) de 2015, pero antes del de Año Nuevo la milicia sólo había reivindicado otro ataque en el país: un atentado con bomba en la metrópolis kurda de Diyarbakir, en el sureste de Turquía, en noviembre, en el que murieron 11 personas. Sin embargo, este atentado también fue reivindicado por los Halcones de la Libertad del Kurdistán (TAK), un grupo escindido del proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunció tras el atentado en Año Nuevo que continuaría con determinación su lucha contra el terrorismo. Turquía hará todo lo necesario para “garantizar la seguridad y la paz de sus ciudadanos”, aseguró. De momento, ayer siguió bombardeando desde el aire posiciones del EI en Siria, informó la agencia de noticias Anadolu en base a fuentes militares. La Fuerza Aérea turca bombardeó depósitos de armas y escondites de los jihadistas en el norte de Siria, al mismo tiempo que atacó con artillería. En los ataques habrían muerto en 24 horas 22 combatientes del EI, según datos turcos. También la Fuerza Aérea rusa ha seguido bombardeando posiciones del EI al suroeste de la ciudad de siria de Al Bab, controlada por el EI, agregó Anadolu.
En la operación Escudo del Eufrates, lanzada en agosto en suelo sirio, Turquía se enfrenta al EI pero también a las Unidades de Protección Popular Kurdas (YPG), un estrecho aliado del PKK.