En los últimos días tomó mayor intensidad un conflicto que ya lleva dos semanas y que tiene como eje al Centro Cultural Recoleta, que depende del Ministerio de Cultura porteño. Por un conflicto gremial originado tras el despido de personal escenotécnico a fines de diciembre, los trabajadores y las trabajadoras del espacio se encuentran realizando distintas medidas de protesta, algunas de las cuales derivaron en la suspensión de los tres espectáculos que se exhiben los fines de semana en la sala La Capilla. La dirección de la institución, con la subsecretaria porteña de Políticas Culturales y Nuevas Audiencias, Luciana Blasco, a la cabeza, emitió un comunicado “repudiando” las medidas de fuerza y responsabilizando a los técnicos que, según consignó el texto, “se niegan a realizar el trabajo previsto aludiendo a una medida de acción directa, no notificada con antelación”. Los trabajadores, sin embargo, presentaron una carta el pasado viernes anunciando esas medidas.

Lo cierto es que el pasado fin de semana ocurrió lo mismo que el anterior: en algunos casos, las autoridades del Recoleta notificaron al público sobre la suspensión apenas minutos antes del inicio de la función, aun cuando –cuentan los trabajadores de la sala pública– ya lo sabían. Esto generó malestar no sólo en los espectadores sino también en los elencos de las obras, lo que hizo que sus responsables salieran a contar sus versiones. 

“(Lo que ocurre es) consecuencias de la política de este gobierno. (Hay un) conflicto con los laburantes del lugar, con los cuales ni de cerca nos enfrentaremos ni nos harán enfrentar. No hay ninguna garantía para realizar las funciones programadas porque no resuelven los conflictos, ni de superficie ni de fondo. Estaremos a la espera de la resolución correspondiente para que cada parte pueda hacer su trabajo como corresponde”, manifestó Lisandro Rodríguez, autor y director de Dios, que se ve los domingos. “Desde el elenco queremos visibilizar que el conflicto irresuelto es parte de políticas que estamos sufriendo como trabajadores de la cultura, y que todas y todos como ciudadanos estamos padeciendo en diferentes frentes. Pedimos apoyo de parte de la comunidad artística, y exigimos a las autoridades que se hagan responsables de esta situación y visibilicen lo que está sucediendo en este espacio oficial que entre todos sostenemos”, expresó por su parte Jimena Pérez Salerno, directora de Asuntos que queman, con funciones los sábados.

Consultada por PáginaI12, Blasco respondió con un texto genérico que envío a todos los medios: “Las funciones (del último fin de semana) no pudieron realizarse por medidas de fuerza sindical. Desde el Centro Cultural Recoleta hemos iniciado los procedimientos administrativos previstos en el marco de la normativa laboral vigente a fin de que los organismos facultados analicen la situación y dispongan las medidas correspondientes”, dijo, sin mayor explicación ni garantía sobre lo que sucederá.