"Pero no es suyo... Sí, sí, es de él, es de él... No, no es suyo... Pero es culpa del Negro, es culpa. ¿Qué puede hacer una chica, sola en el campo, en un campo tan ancho y tan verde, todo horizonte, con trenes que se van a ciudades y vuelven quién sabe de dónde?"

En Enero (1958), su primera novela, la escritora argentina Sara Gallardo narra en un monólogo interior de estilo indirecto libre la angustia de Nefer, adolescente y pobre, sola con "eso que la llena y ahoga" "como un hongo negro y creciente". La intemperie del silencio y la vergüenza ante el embarazo forzado fueron tratadas en la literatura mucho antes de que las acciones de socorrismo y sororidad posibilitaran la escritura de otras historias. Nefer es el punto de vista que Gallardo elige para deconstruir el mito de la maternidad como destino natural de la mujer. Enero fue una de las obras sobre el aborto que mencionó Claudia Piñeiro en su discurso de apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires. Esa lista constituyó un gesto político que sensibilizó la Feria al clamor colectivo por una ley que regule y administre la interrupción del embarazo, que se debate hoy.

La crónica y el testimonio son géneros ideales para visibilizar una práctica tabú. En 1997, Dora Coledesky produjo y editó testimonios de 12 mujeres que habían abortado, que fueron publicados en el primer número de la revista Tres Puntos. A fines de 2004, la Red Informativa de Mujeres de Argentina (RIMA) lanzó en la Web la campaña "Yo aborté".

En el libro La intemperie y lo intempestivo: experiencias de aborto voluntario en el relato de mujeres y varones (Marea, 2011), July Chaneton y Nayla Vacarezza reúnen testimonios de 18 mujeres y 8 varones de diversas clases sociales, en especial las más desposeídas, y aplican luego a los registros un método de análisis del discurso. Lo que insiste en los relatos de muchas mujeres es un soberano deseo de no ser madre. "Es obligado y urgente para ellas que se detenga lo que se ha iniciado en sus cuerpos", reflexionan Chaneton y Vacarezza.

¿Y si no se detiene? La escritora y periodista Mariana Enríquez elige el punto de vista de una narradora no confiable como la voz que explora los posibles destinos terribles de un niño en El chico sucio. Ambientado en el barrio de Constitución, este estremecedor cuento de su libro Las cosas que perdimos en el fuego (Anagrama, 2016) muestra el regodeo indiferente del vecindario en el espectáculo de degradación que da una madre soltera en situación de calle, acusada de "monstruo" por una decisión que toma sobre sus hijos ya nacidos.

Este año se reimprimió Código Rosa. Relatos sobre abortos (Ediciones La Parte Maldita, 2015 y 2018) de la escritora, periodista y activista rafaelina Dahiana Belfiori, quien combina ágilmente la crónica, el testimonio y la prosa poética para dar cuenta de la tarea de las socorristas de la Colectiva Feminista La Revuelta en Neuquén. Con ilustraciones de Luis Acosta y Gisela Martino, prólogo de

Selva Almada y epílogo de Nayla Vacarezza, Código Rosa deshace a abrazos el fantasma del aborto como trauma y delito. "Rosa" es un personaje que condensa a todas las activistas de Socorro Rosa, cuyo protocolo de acompañamiento no se limita a administrar misoprostol, tejiendo además una escucha y un soporte afectuoso, democrático y vital articulado con el servicio TeA del hospital Castro Rendón.