Al menos 60 presos murieron durante una batalla que se de- sató dentro de un penal de Manaos, en la Amazonia brasileña, y que se extendió a lo largo de casi un día, el domingo pasado. Los cadáveres, muchos decapitados, calcinados, o mutilados, fueron reportados por las autoridades después de que se desatara lo que, según los directores del Complejo Penitenciario Anísio Jobim (Compaj), fue considerado como una “reyerta entre bandas”. Se trata de la segunda mayor masacre en una cárcel brasileña, después de la muerte de 111 presos en la Casa de Detención de San Pablo, el 2 de octubre de 1992.
“Tuvimos la noche más sangrienta de la historia del estado en los presidios”, declaró el secretario de Seguridad Pública del estado, Sergio Fontes, quien calificó al episodio como la “mayor masacre del sistema de prisiones de Amazonas”.
La batalla comenzó en la tarde del domingo y culminó el lunes por la mañana, dentro del Complejo Penitenciario Anísio Jobim. Al cabo de la pelea, las autoridades confirmaron que hubo 60 muertos y que varios cadáveres fueron encontrados decapitados, mutilados o calcinados
La prensa local informó que 89 presos se escaparon de la cárcel y de las atrocidades cometidas por quienes se involucraron en el trágico enfrentamiento.
El secretario Fontes explicó en una declaración pública que más de 70 presidiarios fueron tomados como rehenes y muchos de ellos luego asesinados.
Añadió que seis cuerpos sin cabeza fueron lanzados hacia el exterior por encima de los muros del presidio.
La agencia DPA reportó que los primeros informes señalan que miembros de la organización criminal conocida como Familia del Norte (FDN), que opera en esa región amazónica, atacaron a integrantes del poderoso grupo Comando de la Capital (PCC) de San Pablo, que tiene presencia en todo el país.
Fontes se hizo eco de esa información al afirmar que “lo que querían era eliminar a miembros de la facción rival”.
La revuelta estalló a la hora de las visitas, cuando varios presos recibían de sus familiares el saludo de año nuevo, y según el secretario Fontes el conflicto tiene relación con el tráfico de drogas.
Las autoridades de Brasil reciben desde hace años múltiples críticas por el estado de hacinamiento que reina en las grandes prisiones del país y por la falta de controles para evitar estallidos de violencia en los centros de detención.
“Infelizmente estamos delante de la mayor y más horrible masacre ya practicada en los presidios de Brasil”, aseguró Epitácio Almeida, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Orden de Abogados de Brasil (OAB) en Amazonia, quien participó en las negociaciones con los presos para liberar a los 12 funcionarios que habían sido tomados de rehenes.
La OAB precisó que Familia do Norte (FDN) es un aliado coyuntural del poderoso Comando Verme- lho (Comando Rojo), una mafia con base en Río de Janeiro y rival del PCC, organización que surgió en la década de los 90 en los presidios paulistas.
Las autoridades brasileñas todavía no informaron oficialmente sobre el número de fallecidos durante la refriega, que comenzó el domingo, aunque algunos medios de comunicación locales señalan que los muertos en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim podrían a ascender a 80.
El abogado Almeida coordinó las negociaciones con los presos y trabajó por la recuperación de los rehenes, que fueron liberados ayer por la mañana, cuando se dio por concluida la sublevación.
“Infelizmente estamos delante de la mayor y más horrible masacre en los presidios de Brasil”, aseguró Almeida en un mensaje enviado a algunos miembros de la OAB.
“Todo indica que fue un ataque de una facción mayor contra una menor para eliminar la competencia”, relató el secretario Fontes, en una rueda de prensa celebrada el lunes por la noche.