Llegó al Congreso temprano con aros verdes, además del pañuelo al cuello de la Campaña. Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA, histórica militante por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, entra y sale, para palpitar la votación cerca del recinto de la Cámara de Diputados y también en las calles de los alrededores, donde mujeres llegadas desde distintas ciudades, cantan, “aborto legal, en el hospital”, en una jornada que nunca olvidarán.
Hacía poco que había empezado la sesión en Diputados y el resultado era todavía incierto. “Es una trampa, afirmar que se defienden las dos vidas: en realidad se hace una operación ideológica de humanización del embrión o el feto para deshumanizar a las mujeres, que no es ni más ni menos que intentar seguir tutelándonos, sin reconocer la ciudadanía plena, en igualdad”, se enoja, al escuchar alguna de las intervenciones de diputados que votarán en contra del proyecto de Interrupción Voluntaria de Embarazo.
“Hay un antes y un después, en la sociedad”, dice Díaz. “Se ha producido algo que podemos llamar una revolución de las nietas y las hijas, que han presionado para lograr el voto favorable de diputadas y diputados. La voz de las jóvenes resuena de una manera fuerte en las escuelas, en los sindicatos, en los lugares de trabajo, en cualquier espacio donde se debate el tema. Se profundizó y consolidó la despenalización social que se logró con los 13 años de Campaña, por eso el cambio no es solo cualitativo sino cuantitativo en la sociedad”, celebra.
Tiene, como tantas activistas feministas, la emoción en la voz. “Es un día intenso –dice la dirigente sindical–. Es como si se nos cruzara toda la historia en el presente”, agrega, en el Salón de los Pasos Perdidos, pasillo de por medio con las puertas que dan al recinto. De fondo, se escuchan los discursos, a favor y en contra. La sesión se sigue desde una pantalla. Casi doscientos periodistas de distintos medios hacen su trabajo: hay registrados 110 acreditados del Congreso y otros 68 que vinieron especialmente para cubrir la sesión, entre ellos, de cadenas internacionales como la CNN. El color verde predomina en la sala. Se la ve a la diputada Gabriela Cerruti, con una camisa larga verde. No es la única que sumó a su atuendo alguna prenda verde. También Araceli Ferreyra, Mayra Mendoza, Martín Lousteau y Agustín Rossi, entre otros, además de pañuelos de la Campaña.
–¿Cuándo empezó a militar por el derecho al aborto?
–Desde que empecé a militar el feminismo, pero teníamos tanta deuda en otros temas, que teníamos que pelear por leyes contra la violencia machista, por la salud sexual y reproductiva, por anticonceptivos, por educación sexual integral. Fueron pasos que fuimos dando, hasta llegar a decir: “Ahora es el momento de nombrar en voz alta la palabra aborto” y eso se fue dando con los Encuentros Nacionales de Mujeres de 2003 y 2004 y el nacimiento de la Campaña, que lo viví desde las preliminares.
–¿Pensaba este verano que estaba tan cerca el debate?
–El nivel de movilización masiva de las mujeres que se logra a partir de 2015, con el movimiento Ni Una Menos, empezó a demostrar que estaba la posibilidad. Pensaba que se iba a dar, que estaba ahí, porque nosotras estábamos movilizadas, con construcción de masa crítica para que se abriera el debate, con mucho conocimiento del tema. Tenía que aparecer esa ventanita de oportunidad.
–¿El presidente Macri se lleva el rédito político de habilitar la discusión parlamentaria?
–Es cierto que habilitó la posibilidad de abrir la discusión en el Congreso. De todas maneras, el rédito fundamental y la posibilidad de que el proyecto esté en discusión es del feminismo y del movimiento de mujeres. El enorme apoyo que conseguimos se lo debemos a la transversalidad política. Si miramos quienes fundamentalmente se opusieron a la ley son diputados y diputadas de la Alianza Cambiemos, mayoritariamente del PRO. Y la mayor proporción de votos a favor corresponde al FpV y otras fuerzas. Las mujeres supimos construir estas alianzas y estos diálogos que nos posibilitaron avances en nuestro derechos y transformaciones, que están demostrando que no solo son legislativas sino grandes cambios culturales en la sociedad.
–También hay un sector duro del peronismo de las provincias que no acompañó el proyecto...
–En general esto pasa en las provincias del NOA y NEA, paradójicamente donde hay mayores índices de morbi-mortalidad por gestación. Lo que demuestra que ahí también las mujeres abortan. Y tienen las tasas más altas de embarazo adolescente. Pero prima más el doble discurso, la doble moral. La diputada jujeña Carolina Moisés del Peronismo Federal contó en una de las reuniones plenarias que el segundo motivo por el que toman préstamos las mujeres en su localidad es para pagarse abortos clandestinos.
–¿Qué deja el debate en Diputados?
–Hay un antes y un después, en la sociedad. Se ha producido algo que podemos llamar una revolución de las nietas y las hijas, que han presionado para lograr el voto favorable de diputadas y diputados. La voz de las jóvenes resuena de una manera fuerte en las escuelas, en los sindicatos, en los lugares de trabajo, en cualquier espacio donde se debate el tema. Se profundizó y consolidó la despenalización social que se logró con los 13 años de Campaña, por eso el cambio no es solo cualitativo sino cuantitativo en la sociedad. Militar este tema me permitió un diálogo con la experiencia de mi madre, que me pudo contar sus experiencias de aborto, que no fueron pocas. Y fue liberador para ella. Mis sobrinas, de 15 y 13, que van con el pañuelo verde a la escuela, y viven como triunfo cada vez que van sumando amigas que les piden que les consiga un pañuelo. Y me llaman y me dicen: “Madri, un pañuelo más”.
–¿La sorprendieron pronunciamientos a favor como los de Susana Giménez o Marcelo Tinelli?
–Cuando mirás el conjunto de la sociedad, vas a ver que los actores fundamentales de la cultura, del arte, del trabajo, del mundo cholulo artístico, están a favor del cambio de ley. ¿Quiénes son los que han quedado en contra y ni siquiera tienen una iniciativa porque su propuesta es obstruir el cambio? Son los sectores ligados a las iglesias, no solo la católica, también las evangélicas, incluso poniendo su capacidad de movilización en contra de los derechos de las mujeres. Si se reflejara en el recinto lo que pasa en la sociedad tendríamos que ganar por un setenta por ciento de los votos. Las y los políticos van detrás de la sociedad en este como en otros temas.