“El éxito en la música no es como salir campeón: es algo muy volátil. Pero poder armar un show en Buenos Aires eligiendo desde el tamaño de la pantalla hasta las luces ya es algo bastante increíble”, comenta Cucho, el baterista del grupo cordobés Telescopios, mientras le entra a una tarta de frutilla en un bar de Avenida de Mayo.
Breves pero complejos, atmosféricos pero ingeniosos, los once temas de Doble de riesgo, su tercer disco, hablan de ser turista en tu propia casa, de entender de repente que tus amigos son de la CIA, de envidias, mentiras y fragilidades, de todo y de nada con un sonido a la vez cordobés y cosmopolita. “Creo que eso es por la internet, que hace que la información circule de otra manera y eso se nota en las bandas”, admite Cucho. “Somos muy melómanos y desde siempre tuvimos la intención de generar un audio de vanguardia, lo más moderno posible dentro de nuestra búsqueda estética.”
Dice el bajista y cantante Rodrigo Molina que el disco gira en torno de la idea de que todos somos dobles de riesgo de nosotros mismos. “Hay una búsqueda estética muy consciente a partir de un trabajo creativo y experimental. Vamos probando ideas y después vemos como las tocamos: no limitamos la creación de la música a los instrumentos que tocamos sino más bien todo lo contrario”, festeja.
“Virus de internet/ Gol de Messi/ Esta noche toca Pappo/ Día de la Madre/ con romances/ entre primos lejanos/ Llegó el alquiler/ Se miraban fijo/ como a un videojuego”, cantan en El Trópico. Rodrigo menciona que les suelen decir que hacen dream pop o vaporwave: “Aunque compartimos esa intención de reciclar información de otras décadas, me gustó más cuando nos dijeron hace poco que hacemos pop psicodélico”.
No sólo de cuarteto vive Córdoba capital, una ciudad que ya es casi sinónimo de música pop. “Hay una cuestión generacional, con bandas que tienen un vivo muy bueno como L’Esec, Valdes y Anticasper, que son más rockeros y tienen shows bastante psicotrópicos, además de un lugar clave como Club Paraguay. En realidad lo que hay ahora es un público; y se está empezando a generar un microclima propicio para un montón de escenas en lugares como Santiago del Estero o Misiones. Aunque Buenos Aires siempre va a seguir siendo enorme, estaría bueno que se genere algo más federal”, analiza el baterista de la banda que completan Nicolás Moroni en teclados y Bernardo Ferrón en guitarra.
Aunque otra clave del sonido del grupo está en el uso de sampleos de discos que van de Leo Dan a la bossa nova. “El sampler nos sirve de punto de partida para la creatividad”, comenta Rodrigo. “Nos gusta armar sonidos y samplear porque no sabés adónde te puede llevar. Hay que aprender a sacarse los prejuicios, si no te perdés muchas cosas. Aunque igual para mí la parte más real de tener una banda es tocar en vivo: si una banda te gusta, en vivo te tiene que volar la cabeza.”
* Viernes 15 a las 21 La Tangente, Honduras 5317, junto a Guli.