Desde Moscú

 

Rodolfo Talamonti, pintoresco personaje que era ayudante de campo de Angel Labruna, solía sorprender con sus ocurrentes salidas. Dijo una vez de Ramón Díaz, cuando debutó en la Primera de River: “El pibe va a ser muy bueno, pero hay que encerrarlo una semana en un supermercado”. A Juan Antonio Pizzi no le vendría mal la recomendación de Talamonti porque apenas empezó a rodar la pelota en el Mundial sus jugadores se mostraron frágiles, débiles en cada choque, impotentes para compensar las diferencias físicas con los tanques rusos y terminaron sufriendo una aplastante goleada.

La selección dueña de casa llegó a esta inauguración con varias frustraciones en los amistosos y con poco apoyo de los aficionados que no creían en sus posibilidades. Venía de perder 1 a 0 con Argentina, 3 a 0 con Brasil, 3 a 1 con Francia, 1 a 0 con Austria y de empatar 1 a 1 con Turquía. Pero ocurre que enfrente estaban los sauditas que también andaban en falsa escuadra (2 a 1 abajo con Italia, 3 a 0 con Perú, 2 a 1 con Alemania).

A la hora de la verdad, la cosa fue mucho más sencilla de lo esperado para los rusos porque a los 12 minutos ya estaban en ventaja y eso les calmó la ansiedad. Con un 4-4-2 elástico y con mucho despliegue físico se paraban siempre detrás de la línea de la pelota y salían de contra con velocidad. La idea original de los visitantes de manejar la pelota en el medio, lo más lejos posible del arquero se empezó a desmoronar con el gol que los obligó a arriesgar y transformar el sueño del 0 a 0, por la ilusión del 1 a 1, pero eso se hace muy difícil si no se llega nunca a posiciones de gol. El toque de los de verde en el medio se hizo fulbito y la goleada empezó a olerse.

Si los rusos no toman en cuenta las facilidades ofrecidas por el rival (los centrales dudaban siempre, el arquero se tiraba sin convicción) y centran todo el análisis en los goles desbordarán de optimismo de aquí en más. Dirán (y tienen razón) que no cualquiera gana cinco a cero en estos tiempos y se agrandarán recordando que dos de sus conquistas, las de su número 6, Cheryshev. El muchacho que juega en el Villalarreal y entró por la lesión de Dzagoeb, hizo un enganche bárbaro en el primero de sus goles y metió un remate con tres dedos a lo Delgado en el segundo.

Rusia se entusiasma con el 5 a 0 y eso le va a venir fenómeno al colorido del campeonato. Pero su técnico y sus jugadores ponen las cosas en su lugar cuando dicen que con Uruguay y con Egipto nada será sencillo.

Dos líneas para Pitana: buen arbitraje facilitado por el comportamiento de los jugadores. Sacó dos amarillas sobre el final del partido en faltas producidas más por cansancio que otra cosa. Vestido de negro, sobrio en sus fallos, pasó inadvertido. Debut tan bueno como el de Rusia.