El Indec calculó que la inflación de mayo a nivel nacional se ubicó en el 2,1 por ciento, impulsada por alimentos y bebidas, telefonía celular y bienes durables. Para el organismo oficial, ese fue el resultado de la suba del dólar del 22,2 por ciento en el mes –de 20,90 a 25,55 pesos– a raíz de la corrida cambiaria que llevó al Gobierno a pedir un salvataje financiero al FMI y que no cesa a pesar del anuncio del acuerdo con el organismo internacional. El 2,1 por ciento de inflación del Indec quedó por debajo de las estimaciones de consultoras y de otros centros de estudio. La suba de precios acumulada en cinco meses es del 11,9 por ciento según las estadísticas oficiales. Por su parte, los precios mayoristas subieron en mayo un 7,5 por ciento, lo que enciende nuevas luces de alarma sobre la inflación en los meses que se vienen (ver aparte). El instituto de estadísticas porteño informó ayer que la inflación en ese distrito fue del 2,3 por ciento en mayo. La suba de precios para los porteños es del 27,2 por ciento en la comparación interanual y del 12,3 en cinco meses.
La inflación para este año no tiene techo, expresión que se ajusta a la realidad en forma literal: el Gobierno, que siempre ponderó su sistema de metas de inflación, admitió que 2018 se quedó sin meta. La eliminación de esa referencia en un contexto de continua suba del dólar -ayer cerró en 28,44 pesos–, los esperables aumentos de combustibles y servicios públicos, que están dolarizados, y la típica respuesta de otros bienes y servicios al movimiento de la divisa llevan la expectativa de inflación anual por encima del 30 por ciento. Por ahora, la comparación frente a mayo de 2017 arroja un 26,3 por ciento.
El nivel de inflación nacional del 2,1 por ciento se explica en primer lugar por la suba de precio de los bienes, lo cual implica un cambio frente a la inflación “clásica” de Cambiemos. En los últimos doce meses, los servicios subieron 34,3 por ciento empujados por la quita de subsidios a las tarifas, mientras que los bienes lo hicieron en un 22,2 por ciento. El mes pasado, los bienes avanzaron 2,7 y los servicios, 1,1 por ciento. La inflación núcleo, que no incluye la evolución de precios regulados, se ubicó en 2,7 por ciento, en tanto que en doce meses quedó en 23,6.
Entre los bienes se destacó el avance del 3,3 por ciento en alimentos y bebidas, que afecta especialmente a los sectores de menores ingresos, ya que destinan una mayor proporción de su presupuesto a estos gastos. Como fue anticipando en este diario en varios artículos, a medida que se desarrollaba la devaluación, un producto central que subió fuertemente fue la harina de trigo común 000, en un 31,2 por ciento mensual según el Indec. También subieron derivados de la harina, como el pan francés (8,7), galletitas dulces (2,9), galletitas de agua (2,8) y fideos (9,5). El aceite de girasol aumentó 4,8 y la leche en polvo entera, un 2,9. Entre los lácteos, se destacó el avance del queso sardo (2,4), manteca (2,0), yogur firme (2,9) y huevos (7,3). La sal fina subió en mayo 2,8; la yerba mate, un 4,1; la lavandina, 3,4 y los pañales, 2,3 por ciento.
El alza de los bienes básicos es consecuencia directa del movimiento del dólar, que en el mes escaló de 20,90 a 25,55 pesos, un total del 22,2 por ciento -en lo que va de junio la divisa norteamericana ya acumula un alza del 11,3–. Otro rubro afectado por la suba del dólar y con alto impacto en sectores de menores ingresos es medicamentos, que motivó un alza del 2,2 en el capítulo de salud. La entidad Consumidores Libres midió aumentos de hasta el 20 por ciento en remedios. Equipamiento y mantenimiento del hogar registró en mayo un incremento del 2,2. La electrónica y la línea blanca tienen alto contenido importado o provienen como bienes finales desde el exterior. La inflación de mayo también estuvo impulsada por los planes de telefonía celular y el precio de los equipos. Prendas de vestir y calzado subió 2,0 y restaurantes y hoteles, 2,4.
La medición del Indec quedó por debajo de la estimación realizada por privados. Elypsis calculó una suba del 2,5, similar a C&T, y Eco Go estimó un 2,2. Para la UMET, estuvo en el 2,8 por ciento y Ferreres anticipó la suba del 2,1 por ciento. En junio, la devaluación del peso junto al aumento en naftas y transporte aceleraría la inflación al borde del 3 por ciento. Un dato que alimenta esa previsión es el incremento del 7,5 de los precios mayoristas el mes pasado.