Cuando al inicio del segundo tiempo, Luis Suárez quedó mano a mano frente al arquero parecía que las cosas tomarían su cauce natural tras unos timoratos primeros 45 minutos sin goles entre Uruguay y Egipto. Sin embargo, el uno egipcio le ahogaría el grito al goleador de Barcelona tirando algo así como “la de Dios”. O en todo caso, “la de Rá” –antigua deidad egipcia que representaba al sol–. Mohamed El Shenawy fue la figura del encuentro pero nada pudo hacer a los 91 cuando tras un tiro libre de Carlos Sánchez, Giménez se elevó sobre tres marcadores y la clavó de cabeza para darle los tres puntos a la Celeste, que ayer vistió de blanco.
El 1-0 final significó la vuelta al triunfo en el debut para los uruguayos tras seis ediciones mundialistas. Desde 1970, cuando vencieron 2-0 a Israel en el primer partido, pasaron un 0-2 con Holanda en 1974, 1-1 con Alemania Federal en 1986, 0-0 con España en 1990, 1-2 con Dinamarca en 2002, 0-0 con Francia en 2010 y 1-3 frente a Costa Rica en 2014. Tal hazaña, sin embargo, no les fue nada fácil a los del Maestro Tabárez.
El primer tiempo mostró a Uruguay bien apegado al plan: jugar al contragolpe. Para ello paró a sus delanteros en mitad de cancha y dejó tener la pelota a los defensores egipcios que, a pesar de no ser duchos en la materia, no rifaron la pelota. Con un Cavani bien recostado sobre la banda izquierda, el 4-2-3-1 celeste se mostró ordenado pero terminó abusando de los tentadores pelotazos a sus referentes de ataque. Mención especial para el capitán Godín, quien cada vez que tomó la lanza y fue a sumergirse en las arenas egipcias avanzó notablemente para, sin embargo, siempre terminar volviendo a las puteadas por la falta de claridad de sus compañeros que, o no podían parar la pelota, o devolvían un mal pase.
Del otro lado, sin su gran figura Mohamed Salah (lesionado), el equipo de Héctor Cúper realizó una dignísima tarea. A partir del incansable ida y vuelta del volante de 1,65 metros Tarek Hamed en el medio, el elenco africano recuperaba la pelota y presionaba la generación de juego rival. Donde fallaba, claro, era en la producción de peligro. En la segunda parte, cuando Hamed salió por lesión, todo se les hizo más difícil.
Con la entrada de los experimentados Cebolla Rodríguez y Carlos Sánchez (por Nández y de Arrascaeta), Uruguay mandó a Cavani al área y fue a los bifes. El de PSG fue el mejor de los suyos, estuvo indomable, pegó un tiro libre en el palo y compensó el flojo nivel de su compañero de ataque. A Suárez se lo vio lento y desconectado, y hasta desperdició varias chances de gol. Claro que gran parte de responsabilidad en ello fue para el guardameta rival, El Shenawy. El uno egipcio fue elegido por FIFA el mejor del partido e hizo honor al significado de su nombre: “digno de alabanza”. En la próxima jornada, Egipto se medirá con el anfritión Rusia el martes en San Petersburgo, mientras que Uruguay enfrentará a la vapuleada Arabia Saudita el miércoles en Rostov.