Donald Trump da un paso más en su batalla comercial, esta vez contra China: el presidente estadounidense anunció ayer aranceles a productos chinos por un valor de 50.000 millones de dólares. China respondió al instante y anunció que introducirá “inmediatamente medidas arancelarias del mismo nivel y potencia” que las estadounidenses. “Al mismo tiempo, todos los acuerdos económicos y comerciales alcanzados anteriormente por las dos partes serán invalidados”, apuntó el Ministerio de Comercio chino.
Los nuevos aranceles de Trump serán del 25 por ciento y afectarán a productos que incluyen “tecnologías importantes para la industria”, según el comunicado de la Casa Blanca. El comercio entre Estados Unidos y China fue “muy injusto durante mucho tiempo” y la situación “ya no es sostenible”, señaló. Los impuestos entrarán en vigor el 6 de julio, informó la oficina del representante de Comercio de Trump, Robert Lighthizer.
“Lamentamos profundamente que Estados Unidos haya ignorado el consenso alcanzado y haya provocado una guerra comercial”, señaló el ministerio chino. “Este paso no solo daña los intereses bilaterales, también socava el orden comercial mundial”. El gobierno chino llamó además a todos los países a adoptar medidas conjuntas contra el “comportamiento desfasado y retrógrado” de Estados Unidos. Trump rechazó ayer, sin embargo, que haya una guerra comercial. “La guerra comercial la iniciaron ellos hace muchos años y Estados Unidos la perdió”, dijo en una entrevista con la cadena de televisión Fox. Según el presidente, los impuestos a China servirán para proteger los “secretos” de Estados Unidos, en referencia a la propiedad intelectual norteamericana. “Tenemos un gran potencial intelectual en Silicon Valley y China -y otros- roban esos secretos”, dijo. “Vamos a proteger esos secretos, son joyas de la corona para este país”.
Estos aranceles afectarán a 1.102 productos chinos, a los que se aplicará un arancel adicional del 25 por ciento, informó la oficina de Lighthizer. Se tratará sobre todo de productos de la iniciativa china “Made in China 2025” e incluirá la construcción de aviones, robots y maquinaria, automóviles y tecnología de la información y la comunicación. “La lista no incluye productos que compran los consumidores estadounidenses, como teléfonos celulares y aparatos de televisión”, señala el representante de Comercio.
China recordó ayer que “no está dispuesta a tener una guerra comercial”, pero el país “no tiene otra opción que oponerse firmemente a esto debido al comportamiento miope de Estados Unidos, que dañará a ambas partes”. Trump tomó la decisión en una reunión en la Casa Blanca con sus secretarios de Comercio, Wilbur Ross; del Tesoro, Steven Mnuchin, y de Comercio Exterior, Robert Lighthizer. Precisamente el pasado día 3, el secretario Ross visitó Beijing en la tercera fase de una ronda de negociaciones que las dos naciones estaban llevando a cabo para evitar el estallido definitivo de la crisis. En un encuentro previo en Estados Unidos a comienzos de mayo, los dos gobiernos acordaron poner “en suspenso” la guerra comercial después de que Estados Unidos suspendiera la posible imposición de aranceles por valor de 150.000 millones de dólares a cientos de productos chinos por temas de propiedad intelectual. Por su parte, China, que es el segundo socio comercial de Estados Unidos, se comprometió a aumentar “significativamente” sus compras de bienes y servicios de Estados Unidos para equilibrar la balanza comercial, una de las principales reclamaciones del gobierno norteamericano. Sin embargo, el presidente Trump aseguró entonces no estar satisfecho con el acuerdo alcanzado y ayer anunció nuevas medidas contra lo que considera robo de propiedad intelectual y tecnológica y otras prácticas comerciales injustas llevadas a cabo por China.
China no dio detalles sobre los productos estadounidenses a los que aplicará impuestos, pero ya había elaborado una lista con 106 posibles candidatos, entre ellos la soja y la carne de vacuno. De ser así, afectaría sobre todo a zonas agrícolas de Estados Unidos, con gran número de votantes de Trump. La soja es uno de los principales bienes que Estados Unidos exporta a China. Los aranceles a productos chinos se suman a los que ya impuso Trump al aluminio y acero de la Unión Europea, México y Canadá, que respondieron con medidas similares. Las diferencias sobre esta cuestión quedaron patentes en la última cumbre del G7: Trump retiró su apoyo al comunicado final tras las críticas al respecto del primer ministro canadiense, Justin Trudeau. El mandatario norteamericano reclama una reducción del déficit comercial de Estados Unidos con China. El año pasado, las exportaciones chinas a Estados Unidos superaron en 375.000 millones de dólares a las estadounidenses a China.
Los gobiernos de Estados Unidos y China habían mantenido conversaciones sobre comercio en las que se registraron ciertos avances. Pero a finales de mayo, la Casa Blanca anunció por sorpresa que el 15 de junio publicaría una lista con productos chinos a los que aplicaría tasas a la importación.