Después de tres semanas de una campaña cargada de denuncias, agresiones y mucha tensión, el delfín del ex mandatario Álvaro Uribe, el joven senador Iván Duque, llega al ballotage presidencial colombiano de mañana como gran favorito, de la mano de los partidos tradicionales y todo el arco de la derecha y la centroderecha.
Su rival, el ex alcalde de Bogotá y ex guerrillero desmovilizado Gustavo Petro, también sumó apoyos desde la primera vuelta, pero no logró convencer a todos en la izquierda y la centroizquierda, especialmente al candidato presidencial que quedó tercero y sumó más del 23 por ciento de los votos, el ex alcalde de Medellín, Sergio Fajardo. El promedio de los últimos sondeos estiman que Duque ganará la Presidencia de Colombia con el 51 por ciento de los votos, mientras que Petro quedará muy atrás con un 37. Según estas encuestas, el voto en blanco -que en Colombia es considerado un voto válido porque uno tiene que tildar esa opción de manera explícita en la boleta- será mucho más importante que en comicios nacionales anteriores.
Mientras la izquierda y la centroizquierda se desgarraban en discusiones internas sobre qué hacer en esta segunda vuelta, el campo de la derecha y la centroderecha reaccionó más rápido y de manera más contundente a favor de Duque. Pocos días después de la primera vuelta, Duque, el senador con poca experiencia de gestión que fue elegido en una primaria del Centro Democrático, la fuerza liderada por Uribe, cosechó los apoyos de los dos partidos políticos tradicionales: el Conservador y el Liberal. Poco después se sumó Cambio Radical, la fuerza que llevó como candidato a Germán Vargas Lleras, quien terminó cuarto con un 7,3 por ciento de los votos.
En resumen, se conformó en los hechos la misma alianza de fuerzas que apoyó al gobierno saliente de Juan Manuel Santos. Con una única diferencia: el espaldarazo a Duque desnudó fracturas entre los liberales y Cambio Radical.
Desde el principio, cuando el ex presidente y líder de los liberales, César Gaviria, anunció el apoyo de la fuerza a Duque, quedó en evidencia que una parte importante del partido no lo acompañaba. Poco después, esa división quedó expuesta.
Ninguno de los miembros de la fórmula presidencial liberal siguió la directiva de Gaviria. El candidato a presidente y negociador del gobierno de Santos en el proceso de paz con las FARC, Humberto de la Calle, anunció en una carta pública que el domingo votará en blanco. “Si no los pude convencer de votar por mí, suena extraño que logre persuadir a los ciudadanos a votar por otro”, agregó y descartó un llamado a sus votantes a seguir sus pasos.
Su compañera de fórmula, la independiente Clara López, también se desmarcó de la fuerza que la embanderó en la primera vuelta electoral y declaró su apoyo a Petro, el dirigente con el que compartió fórmula presidencial en 2010 cuando ambos militaban en el Polo Democrático Alternativo. Además, los dos hijos del líder liberal Luis Carlos Galán, asesinado en plena campaña para las elecciones de 1990, el senador de Cambio Radical Carlos Fernando Galán y su par del Partido Liberal Juan Manuel Galán, salieron al cruce de sus cúpulas por la decisión de apoyar a Duque. El primero renunció al partido y a su banca; el segundo, criticó públicamente a su fuerza y anunció que no seguirá su directiva. “Los partidos no son solo una herramienta para hacer política si no reflejan nuestros idearios. Es muy complicado ver como el Partido Liberal se entrega de esa manera al uribismo que no representa las ideas liberales y que es la antítesis del liberalismo en Colombia”, explicó Juan Manuel Galán en su carta de renuncia.
Si el apoyo a Duque sacudió a la centroderecha, el dilema entre el apoyo a Petro y el voto en blanco dinamitó a la centroizquierda. La gran diva de estas tres semanas de campaña fue Fajardo y sus votos. Unos días después de la primera vuelta, el ex alcalde de Medellín anunció su voto en blanco. “En la campaña dije una y otra vez que ni Duque ni Petro, y no lo hice como una artimaña estratégica. Lo dije porque pienso que ninguno de los dos representa lo que nosotros queremos para Colombia”, escribió en una carta pública.
Su decisión desató varias internas en la alianza de fuerzas que lo apoyó en la primera vuelta. La cúpula del Partido Verde llamó a votar a Petro o en blanco para evitar una ruptura interna, pero sus máximos líderes, entre ellos la compañera de fórmula de Fajardo, Claudia López, no dudaron en sumarse a la campaña del rival de Duque. El Comité Ejecutivo Nacional del Polo, por su parte, también apoyó a Petro, una decisión que desató un motín interno. Un grupo de militantes, dirigido por el influyente senador Jorge Robledo, anunció que no estaba de acuerdo con la cúpula de la fuerza y se declaró a favor del voto en blanco.