Igual que cada vez que amenaza la estabilidad de Cambiemos, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, fue recibida ayer por el presidente Mauricio Macri para realizar el correspondiente control de daños. Mientras el dolar sigue su disparada y se producen cambios en el gabinete económico, Macri se reunió con la diputada en la quinta de Olivos a raíz de la furia desatada por la chaqueña durante la mañana del jueves, cuando obtuvo media sanción la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. “Si pasa algo así de nuevo, rompo Cambiemos”, lanzó descontrolada esa mañana. Como si nada hubiera pasado, ayer se dedicó a ratificar su compromiso con el Gobierno, afirmar que está “al lado de Macri” y brindar nuevamente su apoyo pese a la crítica situación económica: “Que se tranquilicen, estamos por el buen camino”, sostuvo al ingresar a la residencia oficial. También tuvo un intercambio con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, con quien habló de la situación del enfrentamiento interno que existe en del bloque de Diputados.
“Hoy nos reunimos con Lilita y equipo para seguir los avances de Exporta Simple, el programa para facilitar exportaciones de las PyME”, escribió en su cuenta de Twitter el Presidente, en un intento por mostrar que con la principal socia política de Cambiemos no tienen nada más importante sobre lo qué conversar. La frase llegó acompañada con una amistosa foto entre los dos.
Al ser abordada por los periodistas, Carrió aseguró (igual que cuando la divisa cotizaba 25 pesos) que el dólar “va a bajar” y ante la designación del ministro de Finanzas Luis Caputo al frente del Banco Central y la reacción de los mercados, replicó: “Que se tranquilicen, estamos en un buen camino”. Del encuentro, que según fuentes oficiales estaba previsto desde la semana pasada participaron además, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el ministro de Producción Francisco Cabrera y el secretario de Comercio, Miguel Braun.
En tanto, voceros de Carrió informaron anoche que la segunda reunión por las pymes exportadoras “fue extraordinaria” y agregaron que “se habló de potenciar las pymes exportadoras y de recorrer el país por este tema”, lo que hará Carrió junto a Braun. También señalaron que Carrió “dijo que está preocupada por la elusión fiscal por parte de las grandes exportadoras”.
Sobre la sesión del jueves, reconocieron que hubo un diálogo informal con Peña para “cerrar la grieta interna que se produjo en el interbloque, producto de la fuerte discusión de las últimas semanas”.
Después de haber bajado el tono vía Twitter el mismo jueves por la tarde, Carrió insistió ayer en que no se romperá la alianza y aclaró que su enojo al votarse la legalización del aborto fue contra el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, porque “hace dos años” no le da el uso de la palabra. Según su versión, Carrió apeló “a la unidad de Cambiemos” y le habló a los diputados “para que reine la concordia y no la grieta”.
“Mis convicciones no cambian nunca, las tengo desde que entré a la Cámara de Diputados; pregúntenle a los que cambian las convicciones como Cristina (Fernández de Kirchner), como otros. Anoche cambiaron, parece que las convicciones se cambian en media hora, no se si es por plata o no, pero se cambian en media hora”, continuó y habló nuevamente de sus dogmas religiosos: “soy cristiana, de eucaristía diaria. El dolor en mi alma (por la aprobación) es muy grande”. En medio su intensa agenda de ayer, Carrió tuvo otra reunión sobre el tema defensa y Fuerzas Armadas, con el ministro Oscar Aguad, Fulvio Pompeo, secretario de Asuntos Estratégicos de la Jefatura de Gabinete y Fernando Sánchez, íntimo colaborador de la chaqueña.