Mark Heyer es un astrónomo de la Universidad de Massachusetts, Estados Unidos, que acaba de inaugurarse en la escena musical con un único track, que ha intitulado Milky Way Blues. Una canción de 2 minutos con inspiración jazzística que es, en realidad, una traducción en notas del movimiento de los gases en esa galaxia espiral llamada Vía Láctea, de la que la Tierra forma parte. El científico norteamericano —que apenas se las apaña con una guitarra acústica— desarrolló un algoritmo que le permitió tomar sus 20 años de recolección de data con radiotelescopios sobre gases, y asignarles a notas en la escala pentatónica, amén de que luego fueran “tocadas” por instrumentos digitales. A diletantes galácticos que quieran interpretar la composición, les servirá saber que el saxofón representa al gas ionizado; el bajo, al gas atómico; el piano, al gas molecular. Y que las notas altas denotan que el gas se mueve hacia la Tierra; mientras las bajas representan su alejamiento del planeta. Por lo demás, aclara Heyer, “cuanto más larga es la nota, mayor es la intensidad del gas”. “Aunque la canción suene un poco bobalicona, es una forma creativa de ayudar a cerrar la brecha entre lo que sabemos y lo que podemos imaginar. Es un giro en la visualización de datos, adaptada para personas que no necesariamente son científicas”, advierte la web Atlas Obscura, agregando que “las imágenes de la Vía Láctea no nos cuentan la historia completa, y es difícil llenar los vacíos”. Después de todo, aunque la gente está acostumbrada a ver fotos fijas de la galaxia, la realidad es otra: cinética, en constante movimiento, algo sencillo de comprender pero de difícil traducción en algo que fácilmente se pueda identificar. Milky Way Blues, en todo caso, intenta facilitar un entendimiento un poquito más cabal.