Armando siempre le tuvo demasiado poco aprecio a los alemanes. Es que desde que tiene uso de memoria los teutones se encargaron de amargarle las chances de que sus hijos vean a Argentina campeona del mundo. Él si tuvo la suerte en el 86’ de la mano de Diego, pero no pudo compartir esa alegría con ninguno de sus tres herederos. Hoy se levantó como hace 35 años, los que lleva festejando el día del padre, fue a comprar facturas, pero tuvo tiempo (algo raro en él) de mandarle a su hijo del medio un mensaje por Whatsapp. “Hoy gana México”. 

 

Seco. Simple. Y sin un saludo previo. Así fue su carta de presentación en un nuevo día del padre en Argentino. La charla siguió exclusivamente dedicada al partido entre los actuales campeones del mundo y un seleccionado mexicano que venía con un escándalo fuerte encima (por una supuesta noche de fiesta) y con el entrenador en la mira. Nada hacía pensar que los aztecas, eternos candidatos, dieran el primer gran golpe del Mundial. Pero Armando, ese mismo que tiene en lo más alto de su podio futbolístico al Brasil campeón del 70 (“fue el mejor equipo que vi en mi vida, jugó con 5 números 10, nadie lo pudo repetir nunca”), estaba seguro. 

 

El hijo del medio de Armando, ese que recibió el primer mensaje, tiene la suerte de estar en Moscú viviendo en carne propia su primer Mundial. Y también tenía ticket para el partido más atractivo del cuarto día de Rusia 2018. Así que mientras más se acercaba el encuentro los conceptos de Armando eran más precisos. “La clave del partido va a estar en la intensidad de los volantes de México, si ganan ese duelo ante Kroos y Khedira, van a quedar espacios por las espaldas y los centrales alemanes son lentos para salir a buscar lejos”, se escuchaba en un audio con los gritos de su nieta Malena de fondo. Tan claro lo tenía él, como también Osorio, el colombiano que dirige los destinos del Tri. 

 

Y ni bien empezó el partido los de verde fueron una tromba y, efectivamente como le había dicho Armando a su hijo del medio, la dupla de Herrera-Guardado hizo lo que quiso (y más también) para imponer las condiciones de México. Los alemanes parecían no ser los mismos de hace cuatro años, y si parecían ser los mismos que en los últimos amistosos dejaron muchas dudas. Y México llegaba y llegaba. Primero Hirving Lozano, después Chicharito, después Layún. Y el teléfono del hijo del medio de Armando volvió a sonar: “La clave está en que lo agarre de contra”, se podía leer. Y fue una contra en la que Chicharito dejó solo a Lozano, que enganchó y le rompió el arco a un Neuer que nada pudo hacer. 

 

Armando tiene una característica y es que no se jacta cuando acierta. Nunca se le escuchará decir “te lo anticipé” o “yo sabía”, porque no necesita demostrar que estaba en lo cierto, y porque encima los que estaban enfrente eran los alemanes. Los mensajes de Armando para con su hjio del medio fueron creciendo en base a pasaba el tiempo. Después del comienzo del complemento apareció uno que pareció anticipar la cabeza del DT colombiano que dirige México: “Tiene que sacar a uno de los extremos y poner un volante de contención porque Alemania va a ir sin ideas pero le va a llenar el área de centros”. Y eso hizo Osorio. Sacó a Vela y puso a Álvarez, para poner otro ladrillo en la pared. Y después sacó al mejor jugador de la cancha, Andrés Guardado, para que Rafa Márquez se impusiera en el juego aéreo que los teutones buscarían con los desbordes de Reüs y la estatura de Mario Gomez. 

 

El reloj se consumía y Armando tomaba mate con Alicia y con su hijo menor, Nicolás, el otro de la familia que festejaba el Día del Padre, mientras esperaban a Carla -la mayor de sus hijas-. “Futbolísticamente ya está, pero lo que pasa es que los mexicanos ya están cansados. Hay que aguantarlo cómo sea”, rezó su último mensaje. México dio el primer batacazo del Mundial y le ganó a un vigente campeón del mundo por primera vez en su historia. Quién diría eso. Y quien diría que Armando tendría esa predicción tan clara desde temprano, porque para los que no lo saben Armando es mi viejo.