“Brasil tuvo una actuación poco inspirada” titula Jornal do Brasil sintetizando el sentimiento generalizado de frustración que provocó el empate ante Suiza. “La ansiedad nos jugó en contra”, justificó el entrenador, Tite. “No hay nada de que preocuparse”, dijo Tostao, una de las figuras del 70, hoy columnista del periódico que consultó a los hinchas si creían que Brasil llegará a la final y encontró un 31 por ciento de respuestas positivas. Siete de cada diez de los brasileños, según la misma encuesta ubican a la verdeamarela superando por lo menos los cuartos de final. Si se hiciera esa misma consulta en la Argentina seguramente los resultados serían muy distintos, revelando un profundo pesimismo que se agigantó después de haber visto el debut de los dirigidos por Sampaoli ante Islandia. Si se quiere forzar la realidad centrándola únicamente en las estadísticas se puede nivelar a los dos porque no ganaron. Pero la verdad es que el punto número uno para marcar las distancias es que Argentina jugó contra la voluntariosa, pero muy limitada Islandia y Brasil igualó con un equipo sólido en todas las líneas, bien estructurado y que tiene jugadores mecanizados para defender, prolijos para salir jugando y rápidos para complicar al rival en sus excursiones ofensivas. Y el otro dato importante en el juego de las comparaciones es que Brasil jugó mejor que Argentina, por varios factores y fundamentalmente porque mostró más rapidez y cuando fue a buscar el gol que necesitaba en el último tramo del partido lo hizo con mucha más convicción.
Los que creían que Suiza era “chocolate comido” se llevaron una sorpresa. El conjunto europeo tiene un buen arquero que sacó un par de pelotas difíciles, marca bien y sobre todo exhibió buen manejo de la pelota. Si le dan espacios saben llegar con facilidad a posiciones de ataque. El líder es el petiso Xheran Saquiri, hoy jugador del Stoke City, ex futbolista del Bayern Munich, club con el que ganó una vez la Champions League y tres veces la Bundesliga.
Brasil presentó su constelación de estrellas conocidas con Danilo como lateral en lugar del lesionado Dani Alves (se notan las diferencias), con Marcelo de lateral (no pesó mucho) y con William, Paulinho, Coutinho, Neymar y Jesús como artillería pesada para asustar a cualquier defensa. Y en la primera parte, al menos hasta el primer gol, se vio que la chapa de candidato no está mal puesta. El gol llegó como consecuencia de ese dominio que ejercía obligando a retrasarse a sus rivales y tuvo en el prólogo una buena jugada asociada en la que varios futbolistas tocaron la pelota, en el medio el rechazo desafortunado de un defensor y en el epílogo un remate tremendo de Coutinho, el compañero de Messi en el Barcelona que clavó la pelota en un ángulo. La fórmula del remate desde afuera del área es vital cuando enfrente hay un trinchera de buenos defensores. Y los brasileños la saben utilizar muy bien. Este tiro fue gol, hubo un par más que salvó el arquero Sommer y otros que se fueron no muy lejos de los palos. En el balance los 90 minutos por diferencia en las llegadas fueron un poco más que los suizos y merecieron un poco más. Y por otra parte tienen derecho al pataleo porque en el empate de los suizos hubo una evidente falta de Zuber a Miranda. A la salida de un tiro de esquina el delantero suizo le pegó un empujón a Mirada lo sacó de cuadro y quedó solo para la imagen que lo muestra saltando atléticamente y metiéndole un cabezazo tremendo a la pelota que Allison vio pasar.
Con el 1 a 1 (quedaba casi un tiempo entero) Brasil tardó en reaccionar y dividió la pelota hasta que en los últimos diez minutos apuró el trámite y fue a buscar con todo. Un remate de Firmino por arriba, un tiro que se muy cerquita del palo y un cabezazo muy bueno de Neymar pudieron haberle dado la victoria.
Para Suiza es indudable que el empate resultó un buen negocio, pero no hubo festejos, apenas algunos rostros sonrientes al final del partido, especialmente el de Zuber que trataba de ubicar en la platea a su pareja, una espectacular modelo.
El empate pone a los dos equipos por debajo de Serbia, pero la cosa se dilucidará el 22 de junio cuando jueguen Serbia y Suiza en Kaliningrado y Brasil y Costa Rica en San Petersburgo.