La construcción fue uno de los motores del empleo al explicar el 49 por ciento de los puestos de trabajo formales privados creados el año pasado, tanto por la obra pública como por la privada. Sin embargo, el acelerado deterioro económico de los últimos meses impactó de lleno en las expectativas. Un informe del Observatorio de Comercio Exterior, Producción y Empleo (CEPE) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) destaca, en base a datos del Indec, que en abril de 2017 el 29 por ciento de las empresas del sector esperaba aumentar personal y apenas un 6 por ciento pensaba recortar empleo. Sin embargo, un año después el 24 por ciento declaró que reduciría su plantel y solo un 9 por ciento que esperaba subas. Los datos son previos a la aceleración de la corrida cambiaria y el acuerdo con el FMI. Por lo tanto, es de esperar que las perspectivas empeoren todavía más. Situaciones similares se observan en la industria y el comercio.
El ajuste fiscal comprometido ante el FMI impactará de lleno en la obra pública, como el propio gobierno ya reconoció. A su vez, el encarecimiento de las propiedades por la suba del tipo de cambio limita el poder de compra de los créditos hipotecarios, lo que ralentizará el aumento de la construcción privada. Por lo tanto, la caída del empleo podría ser incluso peor a lo que surge del relevamiento de expectativas de abril.
“Ya en los meses previos a la corrida cambiaria el empleo comenzaba a mostrar señales de estancamiento. La aceleración de la inflación, la caída de actividad y el ajuste fiscal que trae aparejado el acuerdo con el FMI profundizarán esta tendencia en el mercado laboral, con pérdida de puestos de trabajo y precarización aun mayor del empleo. Esto se observará tanto en sectores que traccionaron cierta recuperación en 2017 –construcción y comercio– como en aquellos que no dejaron de destruir empleo –como es el sector industrial–, aseguró Paula Español, coordinadora del CEPE.
En el caso de la industria manufacturera, el desempeño en los últimos meses ha sido heterogéneo, con algunos sectores de buen desempeño y otros que continuaron reduciendo su producción. Sin embargo, a pesar de cierta mejora de la actividad a nivel agregado, el sector siguió destruyendo empleo.
Ya existen señales de desaceleración de la producción en los sectores más dinámicos, como maquinaria agrícola y la siderurgia. Como consecuencia de la sequía la demanda de maquinaria para el agro cayó y las ventas nacionales se redujeron 21,4 por ciento interanual. A su vez, dado el aumento de la tasa de interés producto de la corrida, se espera que se contraiga el crédito para compra de bienes de capital de este tipo.
Al mismo tiempo, el sector siderúrgico estuvo traccionado por la producción de maquinaria agrícola y la construcción. La caída en las ventas del primero y las expectativas de contracción del segundo impactarían negativamente en la producción de acero.
Finalmente, los sectores de peor desempeño en la industria son textiles, indumentaria, marroquinería y calzado, que fueron fuertemente golpeados por la apertura de importaciones y la contracción de la demanda doméstica.
Al igual que en la construcción, las expectativas en el mes de abril se revirtieron en el sector industrial. De acuerdo al Estimador Mensual Industrial del Indec, el 14,1 por ciento de las empresas del sector esperan a partir de abril disminuciones en su personal, mientras que 12,8 por ciento espera aumentos. A comienzos de año, la situación era inversa: 20,4 por ciento esperaba subas y 9,7 por ciento bajas.
“Cuando se analizan las expectativas de creación de empleo de los empresarios de la industria y la construcción relevadas por el Indec, se observa que aquellas empresas que prevén disminuir personal superaron en cantidad a las que esperan crear empleo. Esto permite anticipar que los próximos meses serán duros para el empleo”, afirmó el rector de la UMET, Nicolás Trotta.
Por último, el informe también advierte que el comercio, de gran importancia en la recuperación del año pasado, también perderían dinamismo. Como consecuencia de la corrida, es esperable que se acentúe la caída del salario real producto de la aceleración inflacionaria y se resienta aún más el consumo. La disminución de la demanda implicaría también una reducción del personal en los comercios, tal como sucedió en los últimos episodios de salto del tipo de cambio.