La Justicia procesó por “homicidio culposo” al médico gastroenterólogo Diego Bialolenkier y a la anestesista Nélida Puente, quienes realizaron la endoscopia que terminó con la muerte de la legisladora porteña y periodista Débora Pérez Volpin, el 6 de febrero pasado en el Sanatorio de La Trinidad. El juez consideró a ambos profesionales responsables del fallecimiento por “obrar en forma imperita, negligente y sin observar las reglas del arte de curar”, y dispuso, además, un embargo de 1,7 millón de pesos a cada uno. La abogada querellante, Deborah Lichtmann, dijo a PáginaI12 que “el fallo es contundente y claro sobre la responsabilidad de los dos médicos, quienes debían garantizar la salud de la paciente y no lo hicieron”, y ahora enfrentan una pena de hasta 5 años de prisión y 10 años de inhabilitación para ejercer la profesión.
El juez Carlos Bruniard dio por probado que Pérez Volpin “no presentaba ninguna deficiencia en su salud o integridad física”, que fue lo que adujo la clínica en sus primeros comunicados, y acusó al gastroenterólogo de conducirse en modo negligente “durante la ejecución, en el manejo de los instrumentos y en la evaluación y tratamiento de la paciente durante la práctica”, lo que derivó en lesiones mortales.
Sobre la anestesista, el magistrado consideró que “obró negligentemente al desatender el estado y los valores multiparamétricos de la paciente mientras el doctor Bialolenkier realizaba la VEDA (videoendoscopía digestiva alta), no advirtiendo a tiempo el cuadro que presentaba la misma como consecuencia de la perforación instrumental”.
En sus declaraciones testimoniales, Bialolenkier y Puente se habían acusado mutuamente por la muerte de la periodista. El juez determinó que las responsabilidades fueron compartidas.
“Lo que hace el juez es corroborar el planteo que hicimos, y en una resolución muy contundente, que detalla toda la prueba que se recaudó durante el trámite del expediente, con argumentación variada y sustentable sostiene la responsabilidad de los dos médicos, y demuestra las falsedades de los descargos que presentaron los dos”, explicó Lichtmann.
El procesamiento pone de manifiesto las contradicciones del médico y la anestesista, además de las impericias en que habrían incurrido. En su declaración, el médico aseguró que el ingreso del endoscopio al cuerpo de Pérez Volpin no contempló ninguna dificultad. Sin embargo, el juez señala que en la historia clínica Bialolenkier anotó que el ingreso fue “con distensibilidad dificultosa del tracto digestivo”.
Además, explicó Lichtmann, “mientras el endoscopista había sostenido que no la perforó durante la exploración, el juez dice que sí lo hizo y que es una falta no haberse dado cuenta”.
En cuanto a la anestesista, el magistrado sostiene que “la médica, confiada en que se trataba de un estudio de rutina en el cual estadísticamente no se registran complicaciones, desatendió los signos vitales de su paciente, recostándose en el equipo que la monitoreaba”.
La letrada querellante remarcó que el juez “dice que no estaba atendiendo como correspondía al estudio, que estaba distraída, y se dio cuenta tarde y no supo qué hacer. Tuvieron que asistirla otros médicos y decirle cómo ventilar la vía aérea. Ella nunca pudo entubar a la paciente, y el médico que aparece la entuba en un minuto y medio, sin ningún instrumental especial, como requería la anestesista”.
Las defensas de Puente y Bialolenkier tienen hasta el martes para presentar la apelación ante la Cámara.