El Banco Central jugó ayer las cartas más altas y no logró ganarle la mano al mercado. Con el objetivo de evitar que los bancos utilicen los pesos provenientes del pago de vencimientos de letras y se dirijan en manada a comprar dólares, la autoridad monetaria llevó la tasa de interés de corto plazo de esa deuda al record de 47 por ciento anual. Sin embargo, la exorbitante tasa apenas alcanzó para renovar el 59,9 por ciento de los 514.779 millones de pesos que vencieron en letras. “Es mejor de lo que esperábamos, ya que se anticipaba renovar un 50 por ciento y fue cerca del 60”, aseguró a este diario una fuente cercana al titular del BCRA, Luis Caputo. La renovación parcial dejó así 206.307 millones de pesos en circulación que podrían ir a abultar la demanda de divisas. Según explicaron desde el organismo monetario, habría que restar 67.552 millones de pesos que colocó en bonos el lunes la Secretaría de Finanzas y que irán a recompra de letras intransferibles en poder de la entidad, más la absorción vía aumento de encajes bancarios y contracción adicional por operaciones de pases, así como la recompra en el mercado secundario de letras. Mañana se liquidan las operaciones pactadas y se sabrá el efecto financiero concreto, mientras que el impacto de enfriamiento en la economía real, vía devaluación y aumento del costo crediticio, será cada vez mayor.
El ex ministro de Finanzas aprovechó su experiencia de trader y desplegó desde un menú de opciones financieras para tentar a los bancos a quedarse en deuda en pesos y no seguir alentando la corrida contra la moneda. En simultáneo, recortó el margen de acción de las entidades financieras, limitando la capacidad para utilizar su exceso de liquidez en la compra de dólares mediante suba de encajes en pesos y reducción de la posición global neta en divisas (ver aparte). En el menú volvió a incluir los Botes para salvarse del vendaval y amplió esa emisión en 2000 millones de dólares y adjudicó otros 2000 millones en bonos con moneda dual (se cobra al vencimiento en pesos o dólares). El objetivo fue minimizar el riesgo de otra corrida cambiaria motorizada con los pesos excedentes de una renovación parcial de los vencimientos de lebac. A esto se sumó una nueva suba en los rendimientos de este instrumento que pasó en dos años del 30 al 47 por ciento anual.
La primera suba de tasas la había aplicado en diciembre de 2015, apenas asumió Cambiemos, para evitar que la liberalización total del acceso a la compra de dólares no se tradujera en una mayor devaluación de la que finalmente sucedió. Luego, bajo la conducción de Federico Sturzenegger, se hicieron amagues por reducir la tasa pero siempre el apetito por el dólar fue el límite a esa política. Ayer el Central enfrentó el vencimiento de 514.779 millones de pesos, el 43,4 por ciento del stock de estos títulos (1,17 billones de pesos), una bola de nieve que se conformó ante la necesidad de neutralizar la emisión de pesos producto de la compra de los dólares del endeudamiento del país. El monto original de vencimientos era de 660.449 millones de dólares, pero desde el mes pasado se realizaron operaciones de rescate de letras en el segmento secundario para achicar el compromiso.
Los inversores olfatearon el miedo oficial y no alcanzó toda la batería de medidas para saciar el deseo devaluacionista y debió llevar todo el corredor de tasas (los distintos vencimientos) a valores por encima del 40 por ciento anual, siendo el plazo más corto, el de 27 días, con una tasa de 47 por ciento. Las tasas de corte se ubicaron en 47, 42,9, 43, 43 y 41,99 por ciento para los plazos de 27, 55, 90, 118 y 153 días, respectivamente. Pese a estos abultados rendimientos, “las propuestas alcanzaron un nivel de 313.875 millones, adjudicándose 308.473 millones, lo que implica la renovación parcial del vencimiento de 514.779 millones y una baja en el stock en circulación (de Lebac) por 206.307 millones”, comunicó el organismo monetario. El grueso de las colocaciones volvieron a ser en corto plazo, abultando el próximo vencimiento. A un plazo de 27 días se adjudicaron 242.392 millones de pesos; a 55 días, 43.793 millones; a 90 días, 16.786 millones; a 118 días, 4186 millones, y 153 días, 1315 millones.
“Dado que la liquidación de esta subasta se realiza al día siguiente, para computar el efecto monetario deberán sumarse la absorción o expansión que ocurra mañana por pases, LELIQ u operaciones de mercado secundario de Lebac”, anticipó el Central. Según confirmaron del organismo, también habrá que restar el aumento de 3 puntos en el encaje, que implica unos 67.000 millones de pesos extra que inmovilizarán los bancos y “la demanda de algunos bancos privados que no renovaron para pagar aguinaldos el mes próximo”. Consultado sobre la posibilidad de que lo que quede de pesos no se dirija a dólares, desde la entidad que conduce Caputo contestaron: “La idea es que eso no ocurra”.