Con Aylu quedamos en encontrarnos en su flamante estudio del barrio chino de Belgrano. Mientras espero a que me venga a abrir llueve de modo constante pero casi imperceptible, como si las moléculas de agua encajaran en las de aire. No escucho gotas cayendo en el techo de mi paraguas. Oigo en mi cabeza el último disco de mi entrevistada, todo el tiempo. Serum salió hace apenas un mes a través del sello Sun Ark del guitarrista norteamericano Sun Araw, con quien nuestra entrevistada hizo contacto a fines del año pasado al compartir una fecha dentro del festival Hyperlocal porteño. “Cocinamos un pastrón y escuchamos el último disco de su sello, no es que me copie, pero ese disco me influenció en la música que me puse a hacer inmediatamente y él quiso editar mis composiciones inspiradas por esa reunión y por esa escucha.”
Hay algo muy complejo pero a la vez muy espontáneo en toda la música de esta compositora y productora. “Hago música casi todos los días”, dice mientras me ceba un mate. Cuando le digo que al escuchar su música me imagino organismos vivos, como plantas que fueran modificando su crecimiento gracias al agua que reciben de un humano o del ambiente, le brillan los ojos. “Claro, también asocio la idea de hacer música con los procesos químicos de la cocina, de hecho trabajo de cocinera tres veces por semana”, dice esta joven productora que vive sola con su gata en un departamento no muy lejano a este estudio-altillo.
El track “II” de su último disco, que se podría decir que es su primero netamente ambient, es decir: sin golpes de música dance, cumple con un oxímoron musical sin precedentes, es decir, logra relajar y hacernos viajar con un sonido irregular y persistente que recuerda al pica-pica de un albañil. Si habremos escuchado ese sonido en el estresante ajetreo de nuestra gentrificada ciudad, pero en las manos de Aylu, tal vez por carecer de su resonancia habitual, o por estar tan en primer plano y perdido entre esos teclados ensoñadores, surte el efecto contrario.
A pesar de la propuesta musical de su última producción, esta hiper-prolífica productora es conocida por ser una pionera del género juke house –subgénero de música dance rápido y sincopado nacido en Chicago– cuyo pionero, DJ Rashad, tocó en Palermo en 2014. Esta fue una fecha histórica para la escena ya que desafortunadamente se murió de una sobredosis a los pocos días. Aylu se lo perdió porque tenía un partido de fútbol que jugar a la mañana siguiente. “Sé que es importante lo que hizo por el género pero aunque a mí me asocien al juke house, mi gurú es Foodman, exponente japonés.”
Para poder entender un poco más el universo musical hiper-queer e híbrido al que pertenece Aylu se recomienda visitar su tumblr. Allí, entre posteos de sus últimas producciones musicales se cuelan gifs animados hiperlésbicos, plantas exóticas, apariciones permanentes del personaje Scully de la serie noventosa X-files y comida japonesa al por mayor.