Hace unos días, la Asamblea de Trabajadores del Palais de Glace inquietó a la comunidad cultural con una pregunta: “¿Qué pasa con el Salón Nacional de Artes Visuales?”. Organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación y llevado a cabo hasta ahora en la órbita de ese museo nacional, se trata del único concurso artístico que depende del Estado nacional, que se realiza de manera ininterrumpida desde 1911. Lo que sucede es que mientras que todos los años la convocatoria se hace en el mes de marzo, a fines de junio todavía no hay noticias sobre su realización, aunque, consultadas por Páginal12, autoridades de la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación aseguraron su continuidad. Las preguntas, de todos modos, son varias, sobre todo en relación a la participación que tendrán los trabajadores y trabajadoras del Palais, que hasta ahora venían haciendo todo el proceso de implementación del concurso y a posibles modificaciones que pueda tener el reglamento, no consensuadas con la comunidad artística.
“Hasta principios de abril fuimos consultados sobre el funcionamiento del concurso. Sin embargo, desde entonces, y dado que estamos a mitad de 2018 y aún no tenemos novedades sobre su realización, estamos inquietos: en ningún momento, ni siquiera durante los años de la última dictadura militar, se suspendió el SNAV”, alertó la asamblea en un comunicado en el que pidió “a los trabajadores en general y a los de museos nacionales, a las instituciones y asociaciones artísticas, y a los artistas y al público de arte y de museos” acompañar su pedido a las autoridades de que la edición 2018 se haga, y se haga por medio del Palais de Glace.
La respuesta no tardó en llegar. Rápidamente, una larga lista de asociaciones de artistas envió una carta a Marcelo Panozzo, secretario de Patrimonio Cultural, en la que sin “interés personal ni político” particular le exigieron “un lugar en la mesa de las decisiones del destino del Salón Nacional”. “Los artistas somos quienes poblamos las paredes y los espacios con nuestro trabajo, nuestro esfuerzo y también con nuestras ilusiones. Si bien según sus palabras se han incorporado algunas de las propuestas planteadas por las instituciones, no deja de existir entre la gran mayoría de los artistas una gran preocupación”, expresaron en ese comunicado público la Asociación de Artistas del Interior Argentino, la Asociación Estímulo de Bellas Artes, los colectivos de Artistas Visuales de la República Argentina, Artistas Premiados Argentinos y Artistas Visuales de San Martín, el Centro Argentino de Arte Cerámico, el Centro Argentino de Arte Textil, la Mutual de Estudiantes y Egresados de Bellas Artes, la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos, y la Unión Nacional de Artistas Visuales, entre otras entidades.
En diálogo con este diario, Panozzo reafirmó que “el Salón se hace este año”, y que ya está en conversaciones con Oscar Smoje, director del Palais, cuyo patrimonio está conformado justamente por los premios que año tras año son adquiridos por medio del certamen. “Ya estamos en los toques finales del sistema de inscripción online, que fue uno de los reclamos que recibimos de muchos sectores de las artes plásticas. El método previo de inscripción resultaba caro y engorroso: tomamos nota de eso y lo modificamos. Ese es uno de los cambios que presentará este año el Salón Nacional de Artes Visuales”, expresó el secretario de Patrimonio Cultural, sin mayores precisiones sobre otras posibles modificaciones.
Si bien actualmente las oficinas y el patrimonio del Palais están en la Manzana de las Luces (por obras de restauración y una “puesta en valor” que se están realizando en la sede original de la calle Posadas), el concurso debería, según los trabajadores, seguir siendo desarrollado bajo su órbita, desde la elaboración del reglamento del concurso, la recepción de carpetas y de obra, la asistencia y veeduría durante el proceso de deliberación de los Jurados, la prensa y comunicación, el contacto permanente con los artistas y la composición, edición, corrección y realización gráfica del catálogo, entre otras tareas. “La intervención de los trabajadores es fundamental: quienes conservamos, restauramos y comunicamos el patrimonio artístico-cultural somos nosotros”, aseguran, a la espera de una convocatoria formal para tener espacio en la toma de decisión.