“Primero compañeros, y siempre en la calle”, le dijo a este cronista alguna vez Marcelo “Nono” Frondizi, militante del peronismo revolucionario e histórico dirigente de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE) que falleció el sábado a última hora, por causas naturales. Cientos de militantes y personalidades de la política y el sindicalismo se acercaron ayer despedir los restos del dirigente sindical en la sede de ATE Capital. “Lo vamos a extrañar profundamente, pero vive en los miles de militantes que crecimos y nos formamos con él”, dijo a PáginaI12 el secretario general de ATE Capital, Daniel Catalano.
Las pecheras de las distintas juntas internas de ATE rodean el cuerpo de Frondizi. Una carta chiquita pero llena de colores y garabatos de su nieta con el destinatario clarito: Para mi abuelo. Una bandera Palestina atraviesa la tapa del cajón, flanqueado por los bustos de Eva Perón y de Juan Domingo Perón. Banderas de Venezuela y de Cuba decoran el salón Germán Abdala en el subsuelo del edificio. Alrededor circulan los amigos y compañeros que el Nono fue cosechando con el paso del tiempo.
Frondizi falleció a los 68 años el sábado, cerca de las 23, después de un plenario de organizaciones políticas del peronismo revolucionario.
Proveniente de una familia de la élite política argentina y con gran tradición intelectual, que puso a uno de sus integrantes en la Presidencia de la Nación –Arturo Frondizi– y a otro en el rectorado de la Universidad de Buenos Aires –Risieri Frondizi–, y tuvo también a Silvio Frondizi, cabeza del grupo Praxis, usina de ideas con base en el marxismo que nutrió a las organizaciones de izquierda de los años 60 y 70.
Marcelo Frondizi comenzó a militar de muy joven en el peronismo, al igual que su hermano mellizo Diego Ruy Frondizi. El Nono conoció de muy cerca la persecución de la Triple A, el grupo parapolicial que operó contra las organizaciones de izquierda. Primero asesinaron a su hermano Diego y Manuel Belloni en marzo de 1971 y luego secuestraron y mataron a su tío Silvio.
La dictadura militar lo obligó al exilio, en Barcelona. A la vuelta de la democracia participó en la recuperación del gremio desde la junta interna de Talleres Protegidos del Borda, donde se busca la integración de los pacientes de salud mental, trabajo que nunca abandonó. Fue uno de los fundadores de la Corriente Patria Libre, organización política de izquierda que se enfrentó al neoliberalismo menemista, y después llegó la experiencia de la Central de Trabajadores Argentinos, de la que llegó a ser secretario adjunto. Al fallecer, era secretario de Interior de la CTA de los Trabajadores, que encabeza Hugo Yasky, y secretario de Acción Política de ATE Capital. Además, encabezaba la agrupación Envar El Kadri del peronismo de base. Siempre impulsando a los jóvenes y a las delegaciones de base, a pesar de las diversas tareas que ejerció siempre se vinculó con los trabajadores de Talleres Protegidos, y sus allegados comentaban que estaba preparando un plenario de los trabajadores para esta semana.
Rodeado por sus hijos María y Manuel, padres de sus tres nietos, compañeros de ATE, con los que transcurrió los últimos tiempos cercano al kirchnerismo, gobierno que defendió cada vez que pudo, ayer también se sumaron quienes compartieron con él la construcción de la resistencia al neoliberalismo en los 90 en el gremio como Pablo Micheli. El dirigente del Partido Obrero Marcelo Ramal, Yasky, el secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, Héctor Amichetti, el columnista de PáginaI12 Luis Bruschtein, entre otros. La conmoción por la muerte de Frondizi se palpaba cada vez que se aplaudía y se gritaba su nombre en el sindicato. “Se fue como fue en la vida. Humilde, honrado, luchador y querido”, decían quienes lo conocieron en su fuero más íntimo.