Uruguay se quedó con la punta del Grupo A, al derrotar por 3-0 a Rusia, en Samara. El choque desnudó las limitaciones de la selección local cuando se enfrenta a rivales de elite, en tanto ratificó la solidez defensiva de la Celeste y la contundencia que le aseguran Suárez y Cavani. Por los resultados que se dieron en el Grupo B, Uruguay será rival de Portugal en octavos (el próximo sábado a las 15, en Sochi), mientras que Rusia enfrentará a España (el domingo a las 11, en Moscú).
En la previa, el Maestro Oscar Tabárez dejó claro que le importaba mucho llegar a la próxima instancia con algunos habituales titulares bien descansados. Ante la lesión de José Giménez, formó una línea de tres, con Godín junto a Coates y Cáceres. Para el mediocampo, eligió poblarlo y refrescarlo con futbolistas con pocos minutos en las dos primeras presentaciones, para controlar la pelota y cubrir los espacios e impedir que los locales recuperaran rápido el balón y lanzara los contraataques que hicieron estragos en las defensas de Arabia Saudita y Egipto, los otros integrantes de la zona. Arriba depositó su confianza en Suárez y Cavani.
Apenas iban 10 minutos cuando Uruguay se puso en ventaja. El 1-0 lo convirtió Suárez de tiro libre, poniendo la pelota contra la base del palo izquierdo, el que custodiaba Akinfeev. El gol del hombre del Barcelona fue el segundo en su cuenta en Rusia 2018 y el séptimo que señala en los Mundiales, quedando a uno de igualar el record de Oscar Miguez, el máximo anotador con la Celeste en las citas ecuménicas.
Al quedar abajo en el marcador, el local cayó en la trampa que quería Uruguay. Adelantó sus líneas en busca y, si bien tuvo un par de ocasiones para vulnerar a Muslera, dejó espacios para Cavani y Suárez. Hubo un par de avisos de la Celeste hasta que llegó el 2-0. A la salida de un corner, Laxalt recogió un rebote afuera del áreas grande y metió el zurdazo que se desvió en Cheryshev e hizo estéril la defensa a Akinfeev. Paradojas del fútbol, el goleador ruso y tal vez su figura en el Mundial, fue el involuntario partícipe de la jugada que terminó con el invicto del anfitrión y con su ilusión de ser el líder del Grupo A. Encima, para completar su mala tarde, Cheryshev se fue reemplazado a los 37 minutos, después de que Cherchesov eligiera recomponer su última línea con la inclusión de Fernandes por el expulsado Smolnikov.
El 2-0 y la expulsión hicieron que el encuentro perdiera todo el interés antes de que terminara la primera etapa. Uruguay hacía circular el balón de banda a banda, en tanto Rusia se replegaba a su campo.
No obstante la diferencia numérica, Rusia salió a jugarse en el complemento. Cherchesov hizo cambios ofensivos y con voluntad y esfuerzo, sus jugadores emparejaron el desarrollo. A eso ayudaba la tranquilidad de los uruguayos que, amparados en su solidez defensiva, dejaban venir a los locales hasta muy cerca de los dominios de Muslera.
La Celeste lució todo su pragmatismo. Eligió no desgastarse, correr lo justo y necesario, evitar los roces, ser solidario en cada sector del campo. Pero en cada ataque estaba cerca de aumentar la ventaja, sobre todo a partir del insistente Cavani, que tuvo su premio al final, al marcar el tercer tanto recogiendo un rebote tras un cabezazo de Godín conectando un corner. Uruguay no podía pedir mejor forma de asegurarse su pase a octavos, instancia a la que accede por tercer Mundial consecutivo.