Al comenzar el año, para marcar cierta andadura, se decide publicar hoy la segunda parte de la entrevista realizada al docente y psicoanalista Juan Ritvo el domingo 11 de diciembre pasado. En la primera parte, publicada el 15 de diciembre, se reflejaron sus ideas sobre el feminismo y la controversia con activistas de ese movimiento. Queda abierta la polémica, esta vez con conceptos sobre la práctica psicoanalítica.
‑-Publicaste en Facebook la conferencia que ibas a dictar en el Congreso de Psicoanálisis organizado por la Facultad de Psicología (UNR), donde hacías una referencia a Miller sobre el ultimísimo Lacan y sobre la contingencia, por una parte y por otra parte una referencia a los que plantean "un retorno a Lacan". Sostenías allí que eran dos versiones opuestas de lo mismo, de la misma impotencia. ¿Dónde plantea Miller lo referido a la contingencia, en qué curso?
--Lo de la contingencia era una referencia incidental para decir que la contingencia está instalada en Lacan desde siempre, implícita o explícitamente. Pero con el ultimísimo Lacan lo que yo estaba objetando es la lectura evolucionista donde las etapas se van superando y la última incluye a la primera.
-‑Yo estoy trabajando este asunto y no me parece que haya una lectura evolucionista, y tampoco que haya una superación de lo anterior en el sentido de que lo último o lo nuevo barra lo anterior.
--No es que barra, es una discusión más compleja...
‑-Quizás no es una discusión para esta conversación. Pero lo que sí quería preguntarte es cómo ves el Psicoanálisis en la ciudad de Rosario, teniendo en cuenta esta división que vos haces entre la ultimísima de Miller y el retorno a Lacan por otra parte. Te pregunto por Rosario porque es una ciudad atípica respecto de otras ciudades del país, incluso extranjeras, donde la universidad ocupa un lugar preponderante.
--Pero es muy similar a Buenos Aires.
-‑¿Sí? No lo veo tan así...
--Sí, a mi me parece que sí, que es parecido y que la diferencia se da con respecto a otras universidades...
Lo que yo critico al millerismo es que ha reducido la práctica analítica a lo que llaman el acto, más allá del significante, que conduce a lo peor.
-‑¿Qué queres decir con que lo reducen al acto?
--Porque el acto estaría más allá del significante.
-‑¿Pero por qué decís que lo reducirían sólo al acto?
--Porque la esencia de la cura es eso y el significante sigue estando en la dimensión del bla, bla, bla. En cambio el acto corta, dicen. No se sabe en qué consiste el acto. Un acto más allá del significante es impensable, eso en primer lugar, en segundo lugar me parece que esta práctica de las sesiones cortas es demoledoramente ineficaz, pero por muchas razones, una de ellas es que hablar de sesiones cortas es seguir dependiendo del tiempo cronológico, en realidad debería ser tiempo libre, no sesiones cortas, pero desgraciadamente se ha generalizado y es habitual que las sesiones en el campo milleriano se reduzcan a tres, cinco, siete minutos. A ver, una sesión puede durar cinco minutos o puede durar dos horas. No creo que sea feliz la nominación de sesión corta, que la dio Lacan por otro lado (¡!). Esa es la objeción fundamental.
-‑Y, ¿vos crees que ese acto está desprendido de lo psicoanalítico?
--Al contrario, creo que el acto es esencial al Psicoanálisis.
-‑No, me refiero al millerismo al que aludís...
--Sí, porque un acto más allá del significante, no sé de qué están hablando, salvo que sean intervenciones totalmente empíricas y virulentas, salvo que sea el maltrato con el paciente. Además, esto es una teoría, yo sé que hay gente que trabaja de otro modo, porque hay que reivindicar la práctica del analista más allá de las teorizaciones.
En el otro polo, esta crítica también la pueden plantear los que plantean el retorno a Lacan. Pero a mí me resulta asqueante porque además seguimos metidos en un circuito religioso sin salida. Lacan volvió a Freud y ahora vamos a plantear el retorno a Lacan. Hay que leer a Lacan, no volver a Lacan.
-‑En ese sentido: ¿cuál sería la salida?, si esos polos conducen según vos a una impotencia...
--Soy bastante escéptico. ¿Hay una salida posible?
-‑Entonces, cuál es la posición a seguir, no te pregunto por un nombre o una corriente a seguir...
--Justamente eso es lo que quiero eludir porque volvería a defender a una masa contra dos masas enfrentadas. El tema es bastante claro, un analista como analista se sostiene en su propia palabra, no en la palabra de Lacan, se sostiene en su palabra que ha sido de alguna manera iluminada por la palabra de Lacan, es su palabra, porque si no es su palabra no vale nada. Si no, se limita a aplicar las consignas que vienen de arriba.
-‑¿Qué sería una masa sin institución? Incluso las instituciones, aunque estén equivocadas, ¿no funcionan como referente incluso para los que están afuera?
--Sí, sí, por supuesto, yo no soy "anarlista" (condensación entre anarquista y analista) como alguna vez dijo Miller. Como no somos héroes ni pequeños solitarios, eso es evidente, necesitamos de las instituciones, porque sin las instituciones el Psicoanálisis no existiría, pero al mismo tiempo hay que reconocer que las instituciones tienen un obstáculo enorme en la masificación.
-‑Hay que reconocer que las instituciones sirven a mucha gente...
--Pero el analista debe desviarse, eso es lo que quiero decir, debe estar en una institución, practicar la institución, pero al mismo tiempo desviarse.
-‑¿Y si no se está en una institución?
--Es que todos estamos en las instituciones.
‑-¡Ah, bueno! Ahí está, perfecto.
--¿Por qué?
-‑Están sin estarlo...
--Bueno, yo en este momento no estoy en ninguna institución analítica, pero voy a las que me invitan y además estoy en la universidad, que es una institución. Esto es evidente, cuando he ocupado cargos docentes y sé que hay una resistencia a muchas consignas propias del Psicoanálisis, pero ¿donde lo voy a decir? No sé si soy claro.
‑Sí, sí.
*Psicoanalista. Coordinación Psicología en Rosario/12.