Este es un junio especial en Buenos Aires, movido e intenso, con la lucha por la legalización del aborto, el dólar a cifras de espanto, el paro arrancado a la CGT, el rechazo al acuerdo con el FMI. Y, por supuesto, el Mundial. Pero hay tiempo para ocuparse de todo. Menos de media hora después del partido entre Argentina y Nigeria, durante el cual el verde fue el color de las mayores pesadillas, mágicamente cambió de significado y retomó su preponderancia en las calles. En la Plaza del Congreso, ya estaba todo preparado para unirse al gran pañuelazo federal. El mismo día que entró en el Senado el proyecto por la legalización del aborto, la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito organizó más de ochenta pañuelazos en todo el país. Una de las razones de que esta vez no hubiera un único encuentro sino que fueran juntadas simultáneas en todo el país era dejar bien en claro que la vicepresidenta estaba equivocada en creer que el reclamo por la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo sólo era mayoritario en la CABA o en las grandes ciudades. Por eso, plazas de todo el país volvieron a vestirse de verde a las 18.
Las chicas de la Campaña ya tenían todo armado. Y explicaron por qué esta vez era un conjunto de encuentros, mientras ya empezaba a armarse una fila para conseguir los pañuelos, en el puesto pegado al escenario.
Sabrina, Joaquín y Cinthia son amigos del barrio, Mataderos. Tienen 17, 15 y 15 años y están felices, seguros del triunfo. “Queremos que las leyes sean para el pueblo, que los legisladores escuchen lo que la gente quiere. Porque son mala gente que no escucha, o se hacen. Y entonces imponen todo. Como pasa con la Secundaria del Futuro, que no quieren escucharnos. Por eso estamos acá. Para que vean que no pueden ignorarnos. Somos chicos, no boludos. Y no vamos a permitir que nos boludeen. Si no quieren abortar, que no aborten. Pero que escuchen que nosotros sí queremos la legalización”, dicen entre los tres, completando las ideas y las frases que los unen.
A lo largo de la tarde, quedó en evidencia que la mayoría entiende el reclamo por la legalización del aborto dentro de un marco reivindicatorio mucho más amplio. Así como Sabrina, Joaquín y Cinthia, Giuliana y Abril unieron otros reclamos. “Queremos que salga la ley, porque es una decisión nuestra, de las mujeres. Nadie tiene por qué meterse. ¡Y menos la iglesia! Es más famosa por abusar de los chicos que por preocuparse por las almas. Y también peleamos por la Educación Sexual Integral. Hace años que salió la ley y nos siguen engañando”, dijo Abril, la que lleva la voz cantante. Giuliana no dice nada, pero asiente fervorosamente con las mejillas pintadas con glitter, verde, por supuesto.
Marta, de ATE Nacional, retoma lo dicho por la gente de la Campaña: “Nosotros somos una organización de todo el país, por eso sabemos de primera mano lo que está pasando. Y Michetti está equivocada. No es verdad que todo el interior está en contra de la despenalización. Hoy hay actos en las principales plazas de todo el país. Sí es cierto que la iglesia es más fuerte en algunas provincias, como Salta o Tucumán. Pero ahí también hay gente reclamando por la ley. Estamos haciendo una campaña para que todos entiendan que éste es un problema de salud pública, no de religión o de convicciones personales. Entonces estamos visitando a todos los senadores, no importa cuál sea su postura personal, para que vean que somos muchos los que queremos esta ley. Porque no es que estamos a favor del aborto, sino que estamos en contra de la clandestinidad. Y los senadores tienen que escuchar lo que quiere la gente de sus provincias”.
Desde el escenario, donde el micrófono pasaba de mano en mano, abierto a todos los que tuvieran algo para contar, una chica dijo que al mediodía, en el Puente Pueyrredón, en el recordatorio por los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, hubo también un pañuelazo por la despenalización. Vilma Ripoll dijo que, también al mediodía, hubo un pañuelazo en el Congreso, organizado por todos los diputaxs y senadorxs que apoyan el proyecto.
Y una chica de la Campaña siguió desgranando los hitos de este junio, que sigue sin dar tregua. “La marea verde sigue llenando de contenido y de triunfos este tiempo. Logramos que fuera sancionado el policía que dijo en las redes que había que hacer puntería en los pañuelos verdes. Y logramos que fuera deportado el machista que le faltó el respeto a una chica de 15 años”, iba relatando, interrumpida por los abucheos a los personajes que nombraba.
Marina y Rosa se casaron en el 2015. Y, presentes en la plaza, también unen las luchas: “Las luchas feministas nos incluyen a todxs. Son por el aborto, por la diversidad sexual, por la deuda externa. La lucha contra el patriarcado se da en todas las áreas”.
Y, mientras tanto, la inmensa Nina Brugo arengaba desde el escenario: “Los senadores y las senadoras tienen que elegir cómo quieren pasar a la historia. Hagamos que vean la necesidad de esta ley, que escuchen la voz del pueblo”. Leyó emocionada el poema que se hizo símbolo, “Por qué grita esa mujer”, de Susana Thénon, pidió luego la complicidad de todos para corear la consigna que termina con “... el patriarcado se va a caer/ y viva el feminismo, ¡que va a vencer!”, y se despidió con una sentencia que despertó una ovación: “Ningún mundo será posible sin el feminismo”.