Los primeros meses después del travesticidio de La Moma, el reclamo de justicia se escuchaba fuerte en manifestaciones y paredes: un stencil con su figura imponente, con la mano derecha en alto como una estampa angelical, empezó a llenar las paredes de zona roja de La Plata. Carolina González Abad, La Moma, tenía 36 años cuando fue asesinada en agosto de 2011, en su casa de la calle 4 y 69. La encontró su hermano, con una bufanda al cuello que la estrangulaba, golpes profundos en la cabeza y una puñalada en la pierna. Fue recién dos años después que detuvieron a dos acusados -uno de 34 y otro de 33 años-, ambos con antecedentes penales. Pero al poco tiempo uno de ellos quedó libre para esperar el proceso y murió. El viernes pasado, el otro de los acusados fue absuelto, ya que la justicia determinó que no había pruebas suficientes.
El relato del testigx de identidad reservada que permitió llegar a los imputados (supongamos que se podría tratar de una compañera travesti de La Moma), llevó a la justicia al barrio Aeropuerto, al sureste de La Plata. Se trataría de dos clientes de La Moma que aprovecharon el momento en su casa para robarle sus humildes pertenencias. Pero como medía casi dos metros, debieron golpearla brutalmente para tumbarla. La citación a este testigx se hizo con los padrones, algo que desconoce totalmente la realidad de una población que muchas veces vive de mudanza en mudanza. En la última audiencia, la fiscal del caso tenía hasta el mediodía para presentar al testigx que se enteró de este relato por una confesión que le hizo en un momento de borrachera. Como eso no pasó, se levantaron los cargos y todo volvió a foja cero.
Sin testigos clave, ni pruebas que se hayan preservado, ni nuevos peritajes, ni el hisopado en las uñas de La Moma, lo que hubiera sido de gran aporte. Así llegó a juicio el caso que tuvo cuatro audiencias y pocos actores que respetaran la identidad de género que ella había elegido, lo mismo que pasó con los medios hegemónicos platenses, que todo el tiempo la llamaron con su nombre anterior e insistieron con unas comillas denigrantes alrededor de Carolina. Según quienes estuvieron en la sala, tampoco su familia la respetó en esa elección.
La Moma participaba de manifestaciones, activaba contra la persecución policial y no llegó a vivir la sanción de la ley de Identidad de Género. A La Moma la mataron por travesti. Y la impunidad a su alrededor reitera el desprecio judicial hacia ciertas muertes.