En enero de 2013, una nota del diario The Wall Street Journal dio cuenta de la historia de cinco hombres que desde la escuela primaria mantenían la costumbre de jugar al Tag, el equivalente yanqui a la mancha argenta en la que un jugador “la trae” y debe tocar a alguno de sus rivales para pasarle la posta. Lo hacían a toda hora, en todo lugar, sin importar el contexto ni mucho menos las imposiciones cronológicas: aun cuando sobrepasaran los cuarenta años y su actitud les valiera incontables miradas de reojo del entorno, preferían divertirse delineando con frialdad diversas técnicas y estrategias para “manchar” a sus amigos antes que entregarse a las responsabilidades de la adultez. ¡Te atrapé! toma como punto de partida aquella anécdota –eso sí, cambiando a los gordos originales por estrellas de Hollywood– para proponer una nueva aproximación al largo camino hacia la madurez masculina, quizá el tema dominante de la comedia norteamericana moderna.
Desde Adam Sandler en adelante, los hombres que reniegan de serlo han poblado el horizonte del género de las risas. Algunos enfrentan el paso del tiempo enojándose y explotando como nenes. Otros saliendo de reviente como si el mundo se acabara mañana. Sea como sea, es un terreno vedado a las mujeres (de hecho, las que hay aquí son meros personajes decorativos) en el que ellos, siempre egocéntricos y caprichosos, tienen la voz y llevan adelante una serie de acciones en cuyo núcleo anida la voluntad de validar una extraña forma de masculinidad, un sentido de pertenencia alrededor del placer del golpe. Este grupo pausa todas sus actividades cuando alguno de ellos aparece al grito de “la llevás”. En la primera escena, el flamante CEO de una empresa de seguros, Bob (Jon Hamm), está en una entrevista con una periodista cuando el empleado de limpieza se saca los bigotes y revela su verdadera identidad. Es su amigo Hogan (ese arquetipo de hombre medio y gris llamado Ed Helms), quien consiguió ese trabajo con el único objetivo de “manchar” al jefe. Si eso suena estúpido, qué decir de lo que sigue: una pelea a trompada limpia, corridas por los pasillos y un ventanal destruido para huir.
En planta baja esperan Reggie (Lil Rel Howery) y Randy (Jake Johnson) con una propuesta que Bob no podrá rechazar: Jerry (Jeremy Renner) está a punto de casarse pero no invitó a ninguno de sus viejos amigos, consciente del riesgo que correría su récord de jamás haber sido manchado. La ceremonia se presenta como la ocasión ideal para revertir la historia. Y allí irán de cacería los cuatro hombres, la periodista que encuentra una historia mejor que la entrevista a Bob y la esposa de Hogan (Isla Fisher), a quien no dejan participar porque las reglas impiden el ingreso de mujeres. Reglas que impusieron cuando tenían nueve años, lo que muestra que lo de estos hombres no es machismo ni misoginia sino lisa y llana inmadurez. Con las comedias del Frat Pack como modelo –Aquellos viejos tiempos es una referencia ineludible– aunque sin su zarpe extremista, ¡Te atrapé! tiene un problema a la hora de saber qué quiere y hasta dónde está dispuesta a llevar su búsqueda. Se la nota tironeada entre el exceso descontrolado estilo ¿Qué pasó ayer?, el gag desaforado de la escuela de Will Ferrell y al efecto de desajuste de un grupo de adultos en plan de boludeo constante. Así, el resultado es un film irregular pero impredecible, módicamente divertido aun cuando al final, a diferencia de Sandler, Ferrell y compañía, estos muchachos terminen siendo mejores de lo que eran al empezar la película.