Una muestra que se inaugura hoy en el Museo Sitio de Memoria ESMA remonta al peor de los pasados. Ese donde el terrorismo de Estado y el Mundial 78 convivieron de modo macabro durante 25 días. Se expondrán ahí varios objetos de sobrevivientes. Tal vez el más emblemático sea la credencial de prensa con que los genocidas enviaron al detenido-desaparecido Raúl Lisandro Cubas a cubrir una conferencia de César Luis Menotti. También se podrá acceder a los testimonios de quienes pasaron por el centro clandestino de detención. Como el caso de Graciela Daleo. La militante que asomada por el techo del auto de sus secuestradores, se vio rodeada por una marea humana que festejaba una victoria del seleccionado argentino.
La exposición temporaria El Mundial en la ESMA quedará formalmente inaugurada a las 12. Se extenderá hasta el 31 de agosto y podrá visitarse de martes a domingo entre las 10 y las 17 en Avenida Del Libertador 8151. La entrada es gratuita. Al acto de este jueves fueron invitadas víctimas de la dictadura que consiguieron sobrevivir a la ESMA y los campeones mundiales del ‘78. Estará el propio Cubas, cuya historia como “cronista” en aquella conferencia de prensa quedó retratada en una fotografía publicada en el diario La Nación el 15 de abril de 1978. Después de la entrevista, lo llevaron de nuevo a su lugar de cautiverio. El 19 de enero de 1979 recuperó su libertad y se exilió en Venezuela. La inmensa mayoría de las cinco mil personas que estuvieron en la ESMA están desaparecidas. Solo se salvaron unas sesenta.
Otros objetos que se verán en la muestra son el porta-documentos de cuero negro con bolsillo secreto que los represores le encomendaron realizar al detenido Ricardo Coquet y que se utilizó para trasladar documentos apócrifos al Centro Piloto de París, Francia. O las cartas españolas que fabricaban los desaparecidos en el centro clandestino de la Armada. Con una peculiaridad. Los dibujos de las espadas semejaban instrumentos de tortura. Todos estos elementos serán expuestos en la muestra por primera vez.
Se jugaba la Copa de la FIFA y en la cancha de River –a unas diez cuadras de la ESMA–, los gritos de gol tapaban a otros gritos provenientes del Casino de Oficiales. La muestra hará su contribución a la memoria de aquellos que nunca pudieron salir de ahí o fueron arrojados vivos al Río de la Plata. Antes, durante y después del Mundial 78.