La Selección Argentina vivió horas de euforia tras vencer a Nigeria, pero ayer volvió a la calma al regresar a su bunker en Bronnitsy para recuperarse y preparar el inminente partido con Francia del sábado en Kazán. El vuelo de poco más de una hora desde San Petersburgo hasta el aeropuerto cercano al centro de entrenamiento a 60 kilómetros de Moscú, ayudó a calmar los ánimos. Tras el descanso, los jugadores titulares realizaron a última hora de la tarde ejercicios regenerativos, mientras que los suplentes tuvieron una práctica más intensa. El factor distintivo de los anteriores días estuvo en los rostros de los jugadores y de los integrantes del cuerpo técnico. Distendidos, sonrientes, una muestra del cambio de clima lo dio la participación de Sampaoli en el clásico loco que ensayaron los suplentes. Hoy será un día de mayor actividad, porque apenas quedan dos días para el partido con los galos, y fue fuerte el desgaste tanto físico como emocional que el equipo debió realizar para quedarse con la victoria que lo mantuvo en el Mundial.